Cuando tu coche te vigila (y espía a los demás)

La aseguradora estadounidense Allstate quiere saberlo todo sobre sus clientes a cambio de una rebaja en la póliza, una política que pone en entredicho la privacidad del usuario.

Privacidad
¿Hasta que punto lo que propone Allstate no viola la privacidad personal?

La privacidad es un derecho pero también el escudo que protege una mercancía muy valiosa: la información personal. En Estados Unidos, la aseguradora Allstate registró a finales del pasado verano la patente de un sistema con el que pretende revolucionar el sector vigilando los coches de sus asegurados.

Se trata de una tecnología que utiliza las cámaras, sensores y demás sistemas telemáticos instalados en muchos coches actuales para monitorizar al conductor e inspeccionar de forma constante aspectos como su comportamiento al volante, los focos de distracción que puede tener alrededor, el número y la edad aproximada de los pasajeros,  su posición habitual en el asiento, el uso de dispositivos móviles o el volumen de la música, pero también parámetros biométricos como las pulsaciones, la presión sanguínea o la presencia de alcohol en el aire.

Allstate reconoce además que su ambición se extiende más allá de sus propios clientes, ya que también pretende registrar la actividad de otros conductores o viandantes, aunque en principio solo para analizar condiciones externas como el tráfico o la meteorología. La aseguradora advierte que la principal ventaja para el asegurado será económica, ya que un comportamiento adecuado al volante y un uso adecuado del vehículo llevaría aparejado una rebaja en el precio de su póliza.

Los sistemas para tarificar pólizas en función de los hábitos de conducción se llevan implementando desde hace más de una década. Aunque en Estados Unidos los seguros PAYD (Pay-as-you-drive) son más comunes, en España también hay compañías que los ofrecen. Mapfre, por ejemplo, dispone del producto YCAR, que, mediante el uso de la tecnología GPS en los vehículos (con el consentimiento expreso del asegurado) ofrece importantes descuentos a los conductores jóvenes en función de cuatro parámetros: kilometraje anual, kilometraje nocturno, porcentaje de exceso sobre el límite de velocidad permitido y porcentaje de circulación por vía urbana.

Pero Allstate quiere ir mucho más allá. Tanto como el uso de esa ingente cantidad de información (un big data on the road) le permita. De hecho, no oculta el verdadero negocio que se esconde detrás del supuesto beneficio económico para sus clientes: la venta de datos a terceros. Por un lado, el trasvase de información en tiempo real a otras empresas permitiría que un conductor o sus acompañantes recibieran información personalizada en ruta (ofertas de repostaje, planes de ocio para niños, etcétera) en función de su localización, tipo de pasajeros que viajen en ese momento… Por otro, la venta de una información personal tan valiosa podría incidir en el trato que otras empresas nos den como consumidores. ¿Cómo actuaría un banco en la concesión de un crédito personal si sabe fehacientemente que somos un conductor temerario? ¿Nos subiría la póliza una aseguradora de salud que tiene información directa sobre un hipotético problema de hipertensión?

El paso que pretende dar Allstate sería hoy a todas luces ilegal en España. “En EEUU no hay un marco normativo como nuestra Ley de Protección de Datos y pueden darse prácticas comerciales con información personal que serían impensables aquí”, explica Iñaki Pariente, ex director de la Agencia Vasca de Protección de Datos y ahora socio de Dayntic Legal. “En España, para que una iniciativa así saliera adelante, sería necesario que hubiese un consentimiento explícito del asegurado, que debería estar claramente informado sobre qué tipo de datos se van a recoger, quién los recoge, durante cuánto tiempo se guardan y, sobro todo, con qué finalidad. Si la idea es ceder esos datos a terceros, todos los detalles tienen que ser claramente informados y consentidos. También sería imprescindible especificar si esos datos se van a ceder de forma anónima o vinculados a una identidad, etcétera. Sería difícil que un producto como el que propone Allstate en Estados Unidos cumpliese la Ley”, aclara Pariente.

Por su puesto, si ya es dudosa la recogida de información personal en el interior del vehículo, especialmente cuando repercute en otros pasajeros que no han dado su consentimiento, más descabellada resultaría aún si afecta a otros coches o viandantes: “Eso solo lo puede hacer Tráfico, en unas circunstancias concretas y para una finalidad determinada”. Hay que aclarar que instalar una cámara particular en el coche no es ilegal, pero la recogida y captación de las imágenes y sonidos a través de ella está sometida a la Ley Orgánica 15/1999 de Protección de Datos de Carácter Personal: “Tú puedes grabar el viaje para uso doméstico, pero no utilizar esa información sin autorización para cualquier otra actividad”.

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