El incendio de Seseña, la herencia anacrónica de una práctica ya prohibida

El incendio del cementerio de neumáticos de Seseña, entre las provincias de Madrid y Toledo, es la herencia del almacenamiento de neumáticos fuera de uso habitual en España hasta el año 2001, cuando se aprobó un plan nacional específico para un residuo que ya se catalogó como especial y que, por tanto, debía someterse a una gestión legislada de recogida y reciclado.

Hasta ese momento, los servicios municipales y empresas privadas se encargaban de dicha gestión depositándolos en vertederos municipales o almacenes particulares para su tratamiento, surgiendo así cementerios como el que ha ardido ahora en Seseña, el mayor de Europa entre los de su estilo y de los que aún quedan una quincena en el territorio nacional pendientes de resolución. El caso de Seseña es especialmente complejo, ya que su ubicación en dos comunidades autónomas ha supuesto un escollo para su desmantelamiento.

La peligrosidad de este tipo de instalaciones junto a los inconvenientes medio ambientales que acarreaban llevaron al Ministerio de Medio Ambiente a su regulación y en estos momentos todos los neumáticos retirados de uso en España (más de siete millones al año) son tratados en un reciclaje destinado a otorgarles nuevos usos.

Son más de 50.000 toneladas al año de material, de las que aproximadamente el 41% se recicla para obtener materiales tan variados como suelos de seguridad y parques infantiles, compuestos para el asfaltado y obra civil, relleno para césped artificial, pistas deportivas… Otro 45%  de los neumáticos se utilizan para generar energía, ya que su composición se encuentra un 30% de caucho natural con un alto poder de combustión; una de sus ventajas al respecto es que un tercio de sus emisiones son neutras ya que se libera el carbono que ha sido atrapado del árbol, mientras que su poder calorífico es muy elevado, similar al del carbón.

El porcentaje restante de los neumáticos retirados es reutilizado para neumáticos, aportando un ahorro energético significativo respecto a la producción de un compuesto completamente nuevo. Lo que en ningún caso se contempla y está prohibido taxativamente por la legislación es el almacenaje incontrolado que se producía con anterioridad en cementerios como el de Seseña.