La berlina joven de Mercedes

El CLA es la versión con maletero separado del Clase A. Reúne un diseño vanguardista y deportivo, motores eficientes y bajo consumo. A la venta en abril: desde 31.500 euros

Mercedes ha encontrado por fin la salida de su particular laberinto. La marca alemana, prisionera del conservadurismo estético de sus clientes, estaba en un callejón sin salida: si modernizaba mucho sus berlinas clásicas (Clases C, E y S) perdía a sus compradores más fieles, y si no lo hacia, moría con ellos, porque las nuevas generaciones no aceptan líneas y estéticas tan convencionales.

El Mercedes CLS, que salió en 2004 compartiendo la base mecánica del Clase E, marcó el camino del cambio por su revolucionario diseño: fue el modelo pionero entre las berlinas de cuatro puertas con línea cupé. Pero las cifras de ventas entonces no permitían replicar la jugada desplegando dos carrocerías de estilos diferentes en cada tamaño. Ahora, en cambio, la demanda de los países emergentes, que valoran más estas siluetas de tres volúmenes con maletero aparte, hace rentable la inversión y permite a la marca completar sus berlinas clásicas con otras de diseños más atrevidos y transgresores. El nuevo CLA, la versión con cuatro puertas y maletero separado del último Clase A, escenifica el cambio. Saldrá a la venta en España el 12 de abril: desde 31.500 euros.

El CLA es la segunda carrocería del Clase A, un compacto tipo VW Golf que Mercedes está utilizando como elixir de juventud para desencasillar su imagen y bajar la edad de su clientela. Desde el frontal a las puertas delanteras los dos son casi iguales, pero a partir de ahí, el CLA se estira por detrás para integrar el maletero. Así, mide 4,63 metros de largo, 33 centímetros más que el Clase A, y otros tres más que la berlina Clase C, su alternativa clásica y téorico hermano mayor (cuesta 2.000 euros más). Pero a diferencia de éste, que en 2014 se sustituirá por un modelo más grande, el CLA aporta un diseño vanguardista que le distingue de cualquier berlina de su tamaño.




La afilada línea del Mercedes CLA.




Lo primero que sorprende en el CLA es la línea, porque forma un arco que parte de la parrilla frontal, sube por el techo y acaba en el borde del maletero. Las formas de los dos capós, que caen hacia los extremos, son uno de sus rasgos distinitivos. Pero tiene muchos más: frontal afilado con grandes tomas de aire, parrilla tipo nido de abeja muy sofisticada, nervios marcados en el lateral, zaga corta y musculosa con pilotos led… El resutado es una silueta muy deportiva e imponente que revoluciona la imagen anquilosada de las berlinas y deja anticuados a sus rivales compactos de Audi y BMW. Y todo con una aerodinámica récord.

El interior no está tan logrado. Delante es amplio, aunque las banquetas de los asientos se quedan cortas. Pero el diseño del techo penaliza la habitabilidad trasera: solo caben bien dos adultos, el espacio para las piernas es justo y si se mide más de 1,80 metros se toca con la cabeza arriba y sobre todo en los laterales del techo. Y como las ventanillas son pequeñas y van muy adelantadas, acaba agobiando. La presentación, de estilo deportivo, resulta atractiva y cuida los detalles: instrumentación, salpicadero, pantalla central flotante tipo iPad… Los materiales también son vistosos, pero algunos ajustes no están a la altura de Mercedes, por ejemplo, la unión entre el revestimiento interior de las puertas delanteras y el pilar central, deja ver la chapa.

Al margen de estos detalles, el CLA ofrece una conducción exquisita, con un tacto suave y preciso en los mandos, una estabilidad impecable y una sonoridad mínima. Se disfruta mucho, porque obedece muy bien, da seguridad y resulta ágil y eficaz sin penalizar nunca el confort. Y hasta los motores básicos reúnen prestaciones brillantes y bajo consumo.

La gama incluye cinco mecánicas, todas con cuatro cilindros, turbo y Start&stop. Tres son de gasolina: 180 de 122 CV (31.500 euros, 5,4 litros de media y 126 g/km), 200 de 156 CV (33.900, 5,2 litros y 250 Aut. (211 CV, 6,1 litros y 142 g/km). Y hay dos turbodiésel: 200 CDi de 136 CV (33.400, 4,2 litros y 109 g/km) y 220 CDi de 170 CV (38.300, 4,2 litros y 109 g/km). Todos incluyen un cambio manual de seis marchas y avances como el aviso de colisión para ciudad y el detector de fatiga. Y se ofrece una caja automática 7G-DCT de siete velocidades, con doble embrague y manejo secuencial en el volante. Las versiones 250 4Matic (4×4) y 45 AMG 4Matic saldrán en otoño y la gama se completará en 2014 con un todoterreno compacto y un Cabrio.



Aerodinámica como arma ecológica


El CLA marca un récord mundial en la eficiencia aerodinámica de su carrocería, exceptuando al pequeño XL1 de VW, un biplaza experimental (solo se harán 250 unidades). Hasta ahora, los coches de serie más eficientes tenían un CX (coeficiente de penetración) de 0.26 o 0.27, y en muchos casos pasan de 0.30. Pero este Mercedes lo reduce a 0.22, (0.23 en la mayoría de sus versiones). Y esas 0,04 centésimas de mejora equivalen a 0,4 litros menos de consumo cada 100 kilómetros. El valor real del avance se aprecia mejor si se compara con lo que costaría lograr el mismo ahorro reduciendo solo el peso: habría que aligerar 100 kilos el coche.

Junto al elaborado diseño del frontal, el parabrisas, el techo y la zaga, la clave de tan brillante resultado está en la zona inferior del CLA: la base va totalmente cerrada y carenada por debajo. Así, hasta los tubos del escape quedan ocultos y pasan por dentro del difusor trasero, que se prolonga hasta el borde del parachoques posterior y recuerda al de los fórmula 1.



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