La revolución que viene

Los coches sin conductor y las tecnologías digitales de movilidad son el próximo desafío de la industria, una tendencia que protagoniza la muestra del motor de EE UU

Cambio de prioridades. La carrera por la eficiencia y la reducción de los consumos y emisiones que ha movido a la industria del automóvil en los últimos años cede terreno ahora ante el empuje del potencial comercial de las tecnologías de guiado autónomo, que dirigirán a los coches sin conductor. Esta tendencia podría transformar el modelo de negocio y convertir a los fabricantes en proveedores de servicios de movilidad, como está ya haciendo Ford. Junto a la resurrección de los tres gigantes estadounidenses, General Motors, Chrysler y la propia Ford, y los estrenos de las marcas europeas, es la novedad más destacada del Salón de Detroit 2016, abierto hasta el 24 de enero.

La evolución tecnológica y la caída de precio del petróleo están creando una tormenta perfecta que puede poner patas arriba a la industria. La entrada en juego de las compañías tecnológicas de Silicon Valley, como Apple, Google e incluso Tesla, suma nuevos contendientes a una competencia feroz. Pero sobre todo abre la puerta a productos y servicios innovadores, como la conducción autónoma o el car sharing (coche compartido), que disparan el volumen de negocio en disputa y que nadie se quiere perder. Por si el vendaval de cambios no era suficiente, el petróleo barato empuja al sector a un contrasentido absoluto. Así, las normas de emisiones de los Gobiernos exigen coches cada vez más limpios, en su mayoría con apoyo eléctrico, pero estos modelos apenas captan el 2% del mercado. Los consumidores van en dirección opuesta, y están aprovechando el combustible barato para adquirir vehículos más grandes e ineficientes, lo contrario de lo que necesita la salud del planeta. Y el fenómeno se aprecia ya con claridad en EE UU. Con el litro de gasolina a 0,40 euros, se han disparado las ventas de los grandes todoterrenos y pick up, que devoran carburante. De hecho, los tres modelos más vendidos en 2015 son de este tipo: Ford F 150 (780.554 unidades), Chevrolet Silverado (600.544) y Dodge Ram (451.116).











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Entrada principal de la muestra.



La mutación del mercado ha ayudado a que los tres gigantes locales estén ya listos para volver a competir con el resto del mundo. Pero una parte importante del mérito se le debe a Barack Obama, presidente de EE UU, muy criticado en 2009 por la opinión pública y los republicanos, en especial por rescatar de la quiebra a General Motors y Chrysler con fondos federales pasando sin escrúpulos por encima de las reglas del libre mercado. Sin embargo, el tiempo le ha dado la razón: el sector ha recuperado 650.000 empleos, la tasa de paro del área de Detroit se ha reducido a la mitad y empiezan a subir los salarios. «Hace siete años, las ventas fueron las más bajas en 27 ejercicios. El año pasado, en cambio, se batió el récord», declaraba en su conferencia radiofónica semanal. Y añadía: «Los críticos dijeron que el rescate era un camino al socialismo, pero lo volvería a hacer todos los días de la semana, porque hoy esta industria está de vuelta». Por lo demás, VW continúa en Detroit con su interminable purgatorio de disculpas por el Dieselgate, aquí con su presidente Matthias Müller a la cabeza, aunque, al contrario que en Europa, no logra que se acepten los cambios técnicos que propone para los modelos trucados vendidos.

En el plano comercial, los estrenos destacados del certamen tienen acento europeo, con los nuevos Mercedes Clase E, Audi A4 Allroad y Volvo S90 como protagonistas. Pero también destacan los deportivos que desvelan Lexus e Infiniti (ver abajo) y los que muestran Porsche (la renovación de los 911 Turbo), BMW (M2 Coupé) y Mercedes (actualización del descapotable SLK, que pasa a llamarse SLC). Asimismo, Ford enseña la puesta al día del Escape, gemelo americano del Kuga europeo, que se producirá en Valencia después del verano, y Hyundai presenta su nueva marca de lujo, Génesis, para competir con las firmas premium.

Ford estrena una plataforma
de movilidad a la carta


Se conoce como Frenemy y es la última palabra de moda. Esta contracción entre friend y enemy (amigo y enemigo, en inglés) refleja la estrecha línea que separa las relaciones actuales entre las empresas tecnológicas de Silicon Valley, como Google y Apple, que preparan sus propios automóviles de conducción autónoma, y los fabricantes actuales, que desarrollan con ellas nuevas soluciones como aplicaciones, sistemas de comunicación móvil-coche, órdenes orales… Y es que el paso de colaboradores a rivales se puede producir en cualquier momento.

Ford ha sido la primera en afrontar la convergencia entre Silicon y Detroit, y Mark Fields, su primer ejecutivo, se ha mostrado diáfano en la capital del motor: «Queremos pasar de ser una marca de coches a convertirnos en fabricante y proveedor de servicios de movilidad». El proceso comenzará en abril con una plataforma inspirada en el iTunes de Apple y que estará abierta a todo el mundo, aunque no se sea cliente. Se denominará FordPass y tendrá cuatro áreas: acceso al catálogo de modelos, incluidos los eléctricos; servicios de guías locales 24 horas para ofrecer las soluciones de movilidad más apropiadas, sean de transporte público o privado; incentivos de fidelización y hubs o centros específicos para probar y experimentar las últimas innovaciones de la marca. Los servicios permitirán reservar plazas de aparcamiento, compartir vehículos, obtener descuentos en empresas colaboradoras, acceder a experiencias de uso exclusivas…



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