Financiar el coche: ¿es mejor el banco o el concesionario?

Los concesionarios potencian esta forma de compra aplicando grandes descuentos. ¿Merece la pena o es mejor pedir el dinero a un banco?

Comprar coche
Comprar un coche debe ser siempre una decisión muy meditada.

Comprar un coche al contado es un esfuerzo casi apocalíptico para mucha gente. El desembolso de los 17.000 euros (largos) que cuesta de media un vehículo nuevo puede suponer años de ahorro y mucho sacrificio y, sinceramente, cuando se trata de garantizar (y disfrutar) de la movilidad necesaria, muchas personas no están dispuesta a esperar tanto tiempo, o no pueden hacerlo.

La solución la ofrecen directamente en el concesionario: por lo general, el vendedor ofrece un importante descuento si la compra del coche se financia con la marca. ¿Es buena idea?

El quid de la cuestión es determinar si lo que ofrece el concesionario sale a cuenta o merece la pena buscar la financiación fuera, pidiendo un crédito en una entidad bancaria. Toca hacer cuentas y saber dónde está el truco en cada caso.

Financiar en el concesionario

¿Por qué las marcas hacen un descuento tan interesante? Una compra financiada supone, habitualmente, la entrega de una cantidad como entrada, un pago en mensualidades (durante cuatro o cinco años, aunque a veces también se financia el total del importe) y una cuota final con la parte restante que se adeude. Y siempre se paga más de lo que realmente cuesta el coche.

Se trata de un crédito con unos intereses –normalmente bastante altos–, en el que se paga una comisión de apertura, otra de cancelación si se decide interrumpir esa financiación antes de tiempo –ojo a esto, porque no es barata-, recargos si no se hacen los pagos en tiempo…  

El concesionario también encuentra otro beneficio añadido: los contratos extra que acarrea la financiación. El más corriente es el de mantenimiento en el taller propio –para enganchar, suelen ofrecer descuentos– o el de ampliación de la garantía (comercial) con las condiciones que establezcan.

¿Y qué gana el comprador? En comodidad –los papeleos y los requisitos son casi nulos– y en rapidez –en apenas un par de días el crédito está concedido–. Eso sí, ten en cuenta que los concesionarios no suelen financiar el cien por cien del coche y tampoco admiten que financies la cantidad que tú quieras: establecen un importe mínimo (suele ser de 6.000 euros). 

Pedir un crédito al banco

La otra opción para comprar un coche a plazos es optar por pedir un crédito en una entidad financiera. Los bancos ponen muchas más trabas que los concesionarios para conceder préstamos y los plazos para la concesión son más largos. Además, a no ser que seas cliente, te pedirán un aval o una nómina. Y, en algunas ocasiones, tendrás que contratar algún producto adicional: contratar el seguro del coche, un plan de pensiones, domiciliar la nómina…

A cambio, si financias la compra del coche con un banco podrás pedir la cantidad que necesites, con lo que si tienes algo ahorrado quizá te salga a cuenta. Las comisiones de cancelación también suelen ser más baratas.

Concesionario vs financiera: ¿qué elijo?

La OCU recomienda que, antes de elegir una u otra opción, pidas en ambos casos un proyecto de financiación. El presupuesto debe reflejar la cuota mensual a pagar, los conceptos que incluye esa cuota y si hay alguna cantidad adicional que abonar. Calcula entonces el coste total multiplicando la cuota mensual por los meses que dure el crédito y suma los posibles extras. Si es el caso, resta el descuento que te hacen por financiar la compra en el concesionario. Después solo tienes que comparar si te merece la pena pedir el préstamo en el concesionario o en el banco. 

Elige el concesionario

  • Si necesitas un crédito rápido.
  • No tienes intención de cancelar el crédito anticipadamente.
  • Crees que no te van a dar la financiación en un banco.

Elige el banco

  • Si necesitas financiar el cien por cien del vehículo o una cantidad inferior a 6.000 euros.
  • Crees que cancelarás el crédito anticipadamente.
  • Quieres mejores condiciones de TIN /TAE.

Minidiccionario financiero

Está claro que antes de decidirse entre una u otra opción toca hacer cuentas y, para ello, conviene manejar la jerga financiera. Hay que tener en cuenta el TIN (Tipo de Interés Nominal), que es el coste de la financiación, es decir, lo que te van a cobrar por prestarte el dinero. Se aplica en función de los tipos de interés fijados por el Banco Central Europeo (BCE). Luego está el TAE (Tasa Anual Equivalente), que incluye una serie de gastos como la comisión de apertura, de cancelación, los productos vinculados al crédito –por ejemplo, un seguro por impago–, el estudio del crédito o el plazo de devolución.

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