Gasolineras baratas: ¿son un peligro para tu coche?

Una búsqueda de ‘gasolineras baratas’ en Google arroja casi cinco millones de resultados en poco más de medio segundo. No resulta difícil encontrar cerca de casa una estación de servicio de bajo coste y las cuentas salen rápido. El precio medio de la gasolina 95 en España se situaba ayer en 1,295 euros. Recurriendo a un combustible económico pueden ahorrarse unos 20 céntimos por litro, es decir, 8 euros por recarga en un depósito de 50 litros.

Siguiendo con la proyección, suponiendo un consumo de 6 litros a los 100 kilómetros y una media de 15.000 kilómetros al año, un conductor gasta unos 180 euros menos si reposta con combustibles menos costosos. Suficiente para pagar el impuesto de circulación y, en algunos casos, para cubrir un seguro a terceros.

Cualquier carburante que se venda en España debe cumplir, por ley, unas especificaciones mínimas publicadas en el Boletín Oficial del Estado. También los que se distribuyen en las gasolineras baratas. Pero ¿merece la pena utilizarlos? ¿A la larga no sale perjudicado el motor? ¿Los combustibles de las estaciones tradicionales garantizan mejor rendimiento? El presidente de la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP), Andreu Puñet, asegura que, efectivamente, “ofrecen un plus de calidad gracias a su mayor octanaje y al uso de componentes especiales”.

La AOP agrupa a compañías como BP, Cepsa, Galp y Repsol, cuyos aditivos “mejoran la vida del motor, reducen la suciedad, mejoran la lubricidad y aumentan la eficiencia. Dependiendo de la gama de aditivos, hay empresas que garantizan un ahorro de combustible de entre un 3 y un 4%”, resume Puñet. Si esto es así (“las compañías asumen el compromiso de que es cierto porque lo certifican en sus laboratorios y bancos de pruebas”, según Puñet), el coche del ejemplo anterior consumiría 5,76 litros cada 100 kilómetros con una gasolina de más calidad, en lugar de 6.

Vistas esas cifras, la mayor eficiencia no basta para decantarse por los carburantes con más aditivos porque el ahorro no es suficiente. Con ellos, 100 kilómetros supondrían un coste de 7,46 euros (a 1,295 euros el litro), frente a los 6,54 euros de una alternativa más económica (1,09 euros el litro).

Por tanto, ¿merece la pena elegirlos por sus otras cualidades diferenciadoras? ¿Conviene evitar las gasolinas de saldo? Más allá de la publicidad y de las pruebas de laboratorio de las petroleras, desde el punto de vista práctico no resulta fácil responder. “Es un asunto mucho más complicado de lo que parece”, reconoce un ingeniero con años de experiencia en una marca puntera y que prefiere no dar su nombre.

“Conocemos casos de conductores que sufren un mismo tipo de avería y al cambiar de surtidor a todos les desaparecen los problemas. Suceden cosas y lo sabemos, pero no se puede demostrar qué ocurre. A veces un cliente viene con un gasoil que huele a desinfectante, pero lo mandamos al laboratorio y pasa la prueba: es gasoil”, relata.

En todo caso, una gasolina puede ser económica “y no por eso es necesariamente mala”, matiza el experto, que recuerda que todos los combustibles comercializados se someten a la misma normativa. “Por supuesto que hay estaciones de servicio de bajo coste que son estupendas. Quizá se registran más problemas que con las gasolineras normales, pero sería muy injusto generalizar, desde luego. Y también hay conductores con experiencias negativas en los surtidores de toda la vida, claro”, añade.

En opinión de este ingeniero, “el mantenimiento de la gasolinera probablemente influya más que el propio producto. Quizá debería vigilarse más el estado de las instalaciones, especialmente de los depósitos”. En este sentido, el decálogo de la Asociación Nacional de Estaciones de Servicio Automática (AESAE) señala lo siguiente: “Nuestros productos se almacenan en tanques cuyo control y limpieza realizamos periódicamente, conforme a la normativa de almacenamiento de productos petrolíferos”.

El responsable comercial de Catalizadores AS, Alejandro Díaz, cuya empresa fabrica filtros de partículas y catalizadores, ofrece otro punto de vista. «Yo no puedo afirmar que las gasolinas baratas sean peores, pero lo que es indiscutible es que los combustibles de mala calidad son negativos para el vehículo. Los catalizadores y los filtros de partículas se ven muy perjudicados por ellos porque queman peor y generan mucha más suciedad», asegura.

Un filtro de partículas.

Los empresarios que gestionan gasolineras baratas defienden su producto. “Podemos transmitir total tranquilidad al consumidor”, sostiene el portavoz de los hipermercados E. Leclerc, Jean Pierre Medel, cuyas gasolineras ofrecen precios especialmente competitivos. “El combustible lo compramos a la Compañía Logística de Hidrocarburos, como todas las petroleras que operan en España, y los carburantes ya vienen aditivados de origen con HQ300 (gasóleo) o HQ400 (gasolina), comunes en todas las grandes compañías petroleras. Damos al cliente lo que necesita, combustibles de muy buena calidad”, añade Medel. “Las grandes compañías pueden sobreaditivar el producto, pero la base es la misma”, mantiene el portavoz de E. Leclerc.

Entonces, ¿por qué hay tanta diferencia de precio? “Las gasolineras baratas optan por otro tipo de clientes y ofrecen precios más bajos porque los aditivos son caros. Las grandes petroleras se decantan por vender un producto de gran calidad y por una mejor atención, aparte de que ofrecen al consumidor otros servicios, como las tiendas con productos de conveniencia”, justifica Andreu Puñet.

Jean Pierre Medel lo ve de otro modo. “La clave está en el margen que se quiera aplicar”, explica. “Nuestro margen en valor es reducido, pero vendemos muchos litros. El secreto está ahí, rentabilizar con poco margen y mucho volumen”, concluye.