Empate entre los gemelosde Nissan y Renault

El Kadjar, último aspirante a superventas, se enfrenta a su clon el Qashqai y a otras dos referencias comerciales, los Kuga y Sportage. Cuatro todoterrenos medios que cumplen como coche familiar

Los todoterrenos son los coches de moda entre las familias de los países desarrollados y la oferta no deja de crecer para replicar los mismos tamaños de los turismos (utilitarios, compactos, berlinas medias, etcétera). En esta prueba se enfrentan cuatro modelos medios que comparten la base de familiares compactos tipo VW Golf. Se trata del Nissan Qashqai, líder en nuestro mercado, y su gemelo el Renault Kadjar, que se fabrica en España y aspira a quitarle el puesto. Junto a ellos, el Ford Kuga, otro producto nacional, y el Kia Sportage, la alternativa coreana. Faltaría el VW Tiguan entre los superventas del mercado español, pero está a punto de jubilarse: su sustituto llegará a principios de 2016.

El Qashqai y el Kadjar son un mismo coche con trajes diferentes. Los dos modelos de la Alianza Renault-Nissan comparten plataforma (chasis, motores, etcétera), pero no empatan porque sean idénticos, sino porque priorizan aspectos diferentes. Comparten el mejor motor, un moderno 1.6 dCi turbodiésel de 130 CV que ofrece las mejores prestaciones y consumos muy bajos. Pero el Renault aprovecha su mayor longitud -siete centímetros más- para prolongar el techo por detrás y ofrecer un maletero algo mayor. Además, tiene un diseño más vanguardista y la versión de la prueba es 600 euros más asequible que el Nissan equivalente. Se fabrica en Palencia y está disponible con un motor 1.2 TCe de 130 CV en gasolina (desde 19.850 euros) y con dos turbodiésel: 1.5 dCi de 110 CV (21.850) y el 1.6 dCi de la prueba (24.600), también a la venta con tracción 4×4 (27.700).

El Nissan en cambio, aporta una calidad de conducción más refinada y unas suspensiones más cómodas que se disfrutan en los viajes y al conducirlo. Y aunque es algo más caro, incluye un equipo de serie superior, con detalles como climatizador y sensores de aparcamiento. Y tiene una gama más variada, con dos motores DIG-T (turbo) de gasolina: 1.2 de 115 CV (20.350 euros) y 1.6 de 163 CV (22.100). Y los dos turbodiésel del Kadjar: 1.5 dCi de 110 CV (21.950) y el 1.6 dCi de 130 CV (23.700), disponible con tracción 4×4 (27.200).

El Ford y el Kia también empatan por detrás. El primero ofrece un diseño atractivo y un interior bien presentado, aunque con las plazas traseras más justas en espacio. Y tiene un precio algo mejor que el Renault y el Nissan. Se vende con un motor 1.5 EcoBoost de gasolina y 150 CV (23.950) y con tres 2.0 TDCi turbodiésel de 120, 150 y 180 CV, el último con tracción 4×4 (23.950, 25.950 y 30.700).

El Kia Sportage destaca por su atractivo diseño y ofrece un buen comportamiento y en especial la mejor garantía: siete años. Pero sobre todo es el más barato. Se vende con un motor 1.6 GDi de gasolina y 135 CV (desde 17.321 euros) y dos CRDi turbodiésel: 1.7 de 115 CV (20.879) y 2.0 de 136 CV (25.417).

Conducción

Máxima igualdad en la conducción, con diferencias de matiz y más variedad en los motores. El Renault y el Nissan comparten un 1.6 dCi de 130 CV, con menos cilindrada. El Kia recurre a un 1.7, pero menos potente y con 115 CV. Y el Kuga equipa un 2.0 más grande, aunque limitado a 120 CV, porque tiene versiones superiores de 150 y 180 CV. Todos llevan cambios manuales de seis marchas y tracción delantera.

El Kadjar y el Qashqai imponen su potencia y son algo más rápidos que el Kuga y el Sportage, que ofrecen prestaciones muy iguales entre ellos. Así, mientras los dos primeros responden igual y se mueven con más poderío, el Ford destaca por su suavidad y brío a bajo régimen. Y el Kia compensa su menor cilindrada y potencia frente al Kuga con unas marchas más cortas que le dan un plus de vivacidad, aunque después se queda sin fuelle al llegar a 4.000 vueltas. Los otros tres en cambio, se estiran sin agobios hasta 4.500, una ventaja en caso de apuro, por ejemplo para acabar un adelantamiento. Pero todos viajan con gran soltura en carretera, incluso cargados.

Al Nissan y al Renault les falta elasticidad por debajo de 1.800 vueltas y resultan algo incómodos en ciudad, porque exigen reducir más a menudo, por ejemplo cuando se gira en esquinas muy cerradas. Además, el start&stop, al menos en las unidades de pruebas, se activa antes de tiempo al circular a baja velocidad, y en algunas ocasiones, para el motor en el momento más inoportuno, justo al volver a acelerar, por ejemplo después de frenar a la entrada de una rotonda o tras frenar en un paso de cebra.

En el comportamiento hay también mucha igualdad y la altura de la carrocería y el peso hacen que ninguno destaque por su agilidad. Pero en conducción normal sin buscar los límites son nobles y seguros. El Kia responde con algo más de rapidez a lo que ordena el conductor, porque tiene la mejor dirección, tanto por tacto como por precisión. Además, los reglajes de amortiguación están muy logrados y la carrocería balancea de forma más homogénea en las curvas. El Nissan y el Renault comparten el chasis, pero el último lleva una suspensión algo más firme que aporta un tacto más preciso. El Qashqai busca más el confort, acusa más las inercias en las curvas y parece un poco más pesado. Por último, el Kuga tiene una dirección y unos mandos de tacto muy directo y balancea lo justo, pero pierde precisión una vez que apoya lateralmente en la curva y se fuerza el giro con el volante.

Los cuatro frenan bien en distancias similares y el Nissan ofrece una calidad de conducción algo superior, tanto por el tacto de los mandos como por el filtrado y suavidad de la suspensión. Los demás están muy igualados, pero un paso por detrás. Y aunque ninguno está pensado para el campo ni incluye tracción 4×4, permiten circular por pistas de tierra.

Vida a bordo

Todos tienen unas plazas delanteras correctas, pero el Qashqai y el Kadjar cuentan con unas butacas algo mejores y son más amplios por dentro. Y atrás ofrecen más espacio para las piernas que los demás, aunque a cambio de un acceso algo justo en la base de las puertas que obliga a hacer contorsionismos con los pies al salir. El Kia es un poco más ancho atrás y el mejor preparado para llevar tres pasajeros. Y al Ford le penalizan los asientos, porque tanto los de delante como sobre todo los traseros, son más pequeños en anchura y las banquetas se quedan cortas. Además, ofrece menos espacio para las piernas si viajan adultos, aunque a cambio no lleva túnel central en el piso y es el único que permite inclinar los respaldos traseros para descansar en los viajes largos.

Aunque el Nissan y el Renault comparten el chasis, el techo del modelo francés se prolonga más por detrás y tiene también un portón posterior menos inclinado y una cortina cubreequipajes más alta que le dan una capacidad superior al Qashqai. Además, permite plegar los respaldos con un tirador desde el maletero, e incluso reclinar hacia delante el del copiloto para transportar objetos largos. Los dos llevan en el piso del maletero dos bandejas para repartir el espacio en dos alturas, pero resultan muy incómodas de manejar cuando se lleva la rueda de repuesto debajo, porque se atascan fácilmente. El Qashqai, el Kuga y el Sportage tienen maleteros parecidos, aunque con ventaja del Ford. Pero el mérito del Kia es incluir una rueda de repuesto normal con llanta de aleación, una garantía siempre y en especial si se sale del asfalto. Por último, todos tienen buenos huecos para objetos, en especial el cofre interior del apoyabrazos central, que permite llevar botellas grandes.

El Ford en cambio aporta la presentación interior más moderna y vistosa, con una consola lacada en negro que transmite calidad, instrumentación con agujas azules y otros detalles de estilo. El Kadjar es muy limpio y ordenado, y aporta un cuadro digital muy moderno que permite cambiar los fondos de colores y los gráficos. Y el Qashqai es más convencional, pero está bien presentado y aporta un ambiente agradable resuelto con buen gusto. Con el Kia pasa igual, aunque acusa su mayor veteranía y tiene unos plásticos de aspecto y calidad inferiores a los otros tres, que se traducen en un ambiente y acabados menos refinados.

El Qashqai está un paso por delante en confort, sobre todo porque sus suspensiones son más suaves y filtran mejor los baches. El Renault, aunque comparte la misma base, se nota más firme y algo más seco en todos los trazados, pero sobre todo en los asfaltos más deteriorados. Y los dos, al igual que el Ford, están muy bien insonorizados, tanto por aerodinámica como por calidad de rodadura, aunque el Sportage se sitúa un escalón por debajo. Las suspensiones del Kia filtran bien, pero está peor aislado, tanto por el tacto demasiado diésel del motor como por la rumorosidad aerodinámica y de rodadura.

Imagen y diseño

Los cuatro tienen una imagen atractiva y robusta, pero tanto el Renault como sobre todo el Kia, destacan por su personalidad. El primero tiene un frontal elevado en forma de cuña y un lateral muy esculpido, con unas ondulaciones en la base de las ventanillas que refuerzan su vanguardismo.

El Sportage aporta un diseño muy limpio e incluye una parrilla grande con mucha clase que integra los faros en los laterales y afila su mirada. En el Ford prima el estilo deportivo, y se aprecia en unas tomas de aire frontales muy generosas y unas aletas bien marcadas; el Nissan tiene un rostro original, pero en conjunto es más sencillo y menos elaborado que el Renault.

El Ford en cambio, aporta el diseño interior más alegre y original, con una consola central lacada muy atractiva. El Renault y el Nissan ofrecen un ambiente moderno y correcto, y el Kia tiene el diseño interior más sencillo y convencional.

Consumos

Consumos casi idénticos en la prueba, con diferencias casi inapreciables de décimas de litro en la suma total. Pero hay algunos matices.

El Kia es el único sin start&stop y gasta algo más en ciudad, aunque no llega a ocho litros. En cambio, consume un poco menos a ritmos suaves, en torno a seis litros, y supera los siete cuando se estiran las marchas.

Los otros tres gastan 6,5 en conducción tranquila y alrededor de 7,5 litros en tráfico urbano y apurando las marchas. El ‘start&stop’ condiciona también las emisiones. El Kadjar se queda en 113 g/klm de CO2, seguido del Qashqai con 116 y el Kuga con 120. Y el Kia sube a 139.

Precios y equipamiento

Ventaja del Kia, que se queda en 21.172 euros con el descuento del mes (sin plan PIVE ni ayuda por financiación). El Ford cuesta 23.900, y el Renault y el Nissan suben a 24.600 y 25.200, respectivamente.

El equipo de seguridad es muy similar. Todos vienen de serie con seis airbags, ABS, control de estabilidad ESP y sensor de presión de ruedas. Pero el Kuga suma un airbag más de rodilla para el conductor. El comportamiento es noble y seguro en todos, con una conducción fácil y reacciones previsibles.

Aparte de los elementos de seguridad, todos vienen de serie con aire acondicionado, ordenador de viaje, control de velocidad, retrovisores eléctricos, conexiones bluetooth y USB, cuatro elevalunas eléctricos, llantas de aleación de 17 pulgadas (de 16 en el Kia y de acero en el Kuga) y botón de arranque y start&stop (salvo el Sportage). El Nissan y el Renault añaden climatizador y sensores de lluvia y faros, que cuestan 200 euros en el Ford (el Kia solo lleva los primeros). Pero el Qashqai es algo más completo, porque incluye también retrovisores plegables eléctricamente y sensores de aparcamiento delante y atrás. En cambio, el Kia tiene la mejor garantía, con siete años o 150.000 kilómetros, frente a los tres años o 100.000 kilómetros del Nissan y los dos años sin límite del Renault y el Ford.

CONCLUSIÓN

Doble empate. El Nissan y el Renault igualan en cabeza y ofrecen las mejores prestaciones. El Qashqai aporta una conducción y un confort algo superiores, y viene más equipado; el Kadjar tiene una imagen más rompedora, un maletero mayor y es 600 euros más barato. El Ford y el Kia también empatan y son más asequibles, sobre todo el último, aunque vienen menos equipados. El Kuga destaca por su presentación interior, pero tiene las plazas traseras más justas; el Sportage es el más rumoroso, pero aporta un buen comportamiento y la mejor garantía: siete años.

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