Parece que fue ayer cuando BMW decidió desdoblar su gama en cupés ‘pares’ y cinco puertas ‘impares’, pero hace ya cuatro años de aquello y el modelo que lo inició todo, el BMW Serie 4, tiene que renovarse.
Y más por formalidad que por necesidad, puesto que la marca afirma que hasta finales de 2016 ha vendido 400.000 unidades. Así que la marca bávara ha optado por retocar solo lo justo y lo necesario.
Las luces LED toman el control: sustituyen a los faros de xenón en el frontal, dan forma a los antinieblas delanteros y se estrenan en los pilotos traseros. El paragolpes delantero incorpora nuevas entradas de aire y la zaga recibe un nuevo faldón, ambos cambios son muy sutiles. Además, se suman dos colores a la paleta de la carrocería (Naranja Sunset Orange y Azul Snapper Rocks) y tres diseños de llanta, uno para cada nivel de equipamiento (Sport, Luxury y M Sport).
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En el habitáculo del nuevo BMW Serie 4 hay tres nuevos colores de tapicería y tres acabados para las molduras, hay aplicaciones con acabado galvanizado o cromo y de manera opcional se puede elegir el sistema de navegación Professional.
El único cambio mecánico destacado en el BMW Serie 4 es la incorporación de una suspensión más rígida para los modelos con carrocería Coupé y Gran Coupé. La gama de motores para las tres versiones está formada por tres opciones diésel y tres gasolina que abarcan un abanico de potencia que va desde los 184 a los 326 CV, mientras que el Gran Coupé cuenta además con un bloque diésel exclusivo de 150 CV.
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