Con cinco años en el mercado (lleva a la venta desde 2013) ya tocaba una puesta al día para el Fiat 500L. Fiat ha optado por llevar a cabo una importante renovación que ha tenido como resultado un 40% de partes nuevas, 1.600 cambios de diseño y el paso de la gama a tres acabados bien diferenciados.
Las modificaciones son bastante patentes. Mientras que se mantiene el formato de los pilotos delanteros, los grupos ópticos situados por debajo cuentan con tecnología LED; las dos pequeñas parrillas ganan en profundidad y lucen un listón cromado, y el paragolpes inferior aumenta tanto su altura como su anchura, ganando personalidad en el proceso.
En el habitáculo del Fiat 500L se han añadido nuevas opciones de tapicería, hay más huecos portaobjetos, el volante es nuevo, al cuadro de instrumentos se le ha añadido un pantalla de 3,5 pulgadas, hay más molduras cromadas y tiene un reposabrazos central.
Fiat ha aprovechado para articular la gama en tres sabores claramente diferenciados: Urban, Cross y Wagon. El primero sería el acabado central, pensado para la ciudad y con una imagen algo más deportiva. El Wagon es la versión con configuración interior para siete plazas. Y el Cross saca el lado aventurero del familiar, con 25 mm más de distancia libre al suelo, protecciones inferiores y selector de modos de conducción con tres opciones: Normal, Traction+ (para superficies resbaladizas) y Gravity Control (para descensos).
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.