Los cupés son modelos minoritarios y tienen precios superiores a otros coches de su tamaño. Entre los de esta prueba, el Mercedes equipa el motor más grande y lo refleja en sus tarifas, porque es el más caro de los cuatro: 49.725 euros. Le sigue el BMW, que sube a 47.148, y el Audi y el Lexus cuestan igual, 45.900 euros. Ninguno anuncia descuentos oficiales, pero pueden tener ofertas especiales en el punto de venta.
El equipo de serie no es muy generoso y en algunos casos exige pagar como opción elementos que suelen venir de serie en modelos del mismo tamaño de las marcas generalistas, como los sensores de aparcamiento o los retrovisores con plegado eléctrico.
Así, aparte del equipo de seguridad o el cambio automático, todos vienen de serie con climatizador bizona, ordenador de viaje con pantalla táctil y sistema de infoentretenimiento, sensor de faros, equipo de música con bluetooth y USB, botón de arranque, retrovisores eléctricos, start & stop, sensores de lluvia (salvo el Lexus) y llantas de aleación de 17 pulgadas (de 18 en el híbrido japonés).
El Audi añade la rueda de repuesto de emergencia, frente al kit antipinchazos de los demás, y el Mercedes (como el Lexus) viene con control de velocidad de crucero (opcional en el Audi y el BMW) y reglajes eléctricos básicos en el asiento del conductor.
El más completo es el RC 300h, que añade una vistosa tapicería de cuero, retrovisores plegables eléctricamente, cámara para aparcar y una garantía de tres años o 100.000 kilómetros solo superada por el BMW, que llega a 200.000 kilómetros, frente a los dos años sin límite del Audi y el Mercedes.
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