Cuando aparecieron las primeras impresoras 3D se desaconocía el impacto que tendrían a medio-largo plazo en la industria. ¿La capacidad de crear prácticamente cualquier cosa con solo un máquina y unos planos? Parecía demasiado bonito para ser cierto.
Pero es verdad y, poco a poco, cada vez se producen objetos más complejos, hasta llegar al caso de la Light Rider, la primera moto impresa con esta tecnología.
Era cuestión de tiempo que diera el salto a las dos ruedas (hace dos años conocimos el Strati, primer coche impreso en 3D) y el artífice ha sido nada menos que Airbus, mediante su subsidiaria APWork.
La compañía ha utilizado la impresión 3D de múltiples capas de Scallmalloy, un compuesto de aluminio ligero pero con la resistencia del titanio, de un grosor de solo 30 micras para fabricar el cuadro, que luce unas formas orgánicas.
Si ligereza es tal que el conjunto pesa solo 35 kilos, incluyendo toda la parte mecánica. Y eso supone tanto un motor eléctrico de 6 kW de potencia (unos 8 CV) y 130 Nm de par como el sistema de baterías que lo alimenta.
Sus prestaciones son bastante interesantes, con una aceleración 0-45 km/h en 3 segundos, una velocidad punta de 80 km/h y una autonomía por carga de 60 kilómetros. Lo bueno es que la batería es completamente extraíble, por lo que no hay que esperar a recargarla, sino que una vez agotada se puede sustituir por otra que ya esté cargada.
Solo se van a fabricar 50 unidades de la Light Rider y para hacerse con una primero hay que hacer un depósito de 2.000 euros a modo de reserva, para después desembolsar los 48.000 restantes hasta llegar a los 50.000 euros de su precio final.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.