Salir prácticamente indemne de una caída en motocicleta a 225 km/h puede ser calificado como milagroso. Especialmente si el piloto pierde el control de su máquina tras quedar inconsciente. Es justo lo que le ocurrió el pasado sábado a Joshua Boyd, habitual del campeonato británico de Superstock 1000, en el circuito de Snetterton (Norfolk, Inglaterra).
El piloto acababa de saltar a la pista a unas tandas de entrenamiento cuando su cabeza sufrió el impacto de la parte baja del carenado de la moto que le precedía, que se desprendió del conjunto y salió volando. Boyd perdió el conocimiento y quedó recostado sobre el colín de su BMW S 100 RR, que seguía rodando a alta velocidad, pero fuera de control. Por fortuna, finalmente cayó de la moto al salirse del asfalto y justo antes de que se produjera un brutal impacto contra las protecciones del circuito.
El incidente se saldó, de forma increíble, con lesiones leves para el piloto aunque con cierta polémica por la seguridad en estas tandas destinadas a pilotos aficionados. Boyd expresaba así sus quejas al respecto en su cuenta en Facebook: “Los organizadores solo se fijan en si el nivel de ruido está un decibelio por encima del límite, pero no verifican si las motos están aptas para rodar. Un carenado no se suelta si está fijado correctamente y el sábado pudo ser el último día de mi vida. La pieza impactó contra mi cabeza a 225 km/h y quedé inconsciente de inmediato… Por suerte, no recuerdo el incidente, solo que había abandonado el pit lane y después ya solo que me desperté en el hospital con la visión borrosa”.
E insiste en la irresponsabilidad de los organizadores: “Dudo que alguien revisara esa moto. He tenido mucha suerte de salir del accidente solo con lesiones leves, pero nunca más volveré a participar en estas tandas. Solo lo haré en competiciones profesionales y con organizadores que comprueben la seguridad de las motos antes de que salgan al circuito”.
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