Los puestos de conducción son correctos en todos, con asientos amplios que sujetan bien –aunque la tapicería del Honda resbalaba más– y la instrumentación a mano. Pero atrás hay más diferencias y el más amplio es el Civic, que ofrece más anchura y un buen espacio para las piernas. Sin embargo, el más cómodo para llevar tres adultos es el Focus, que tiene la plaza central trasera más cómoda. Le sigue el Honda, porque es el más ancho y da mucha sensación de desahogo, aunque con un túnel central más intrusivo. El Opel también es desahogado, sobre todo en altura para los pasajeros de los lados. Y el Kia es similar al Astra, pero con una plaza central de mullido incómodo.
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El mejor maletero es el del Opel, al menos con el kit antipinchazos, pero si se pide con rueda de repuesto pasa a ser el más pequeño. Le sigue el Honda, que se puede ampliar aprovechando el doble fondo de la rueda de emergencia y tiene también los mejores huecos. El Kia ofrece una capacidad correcta y sobre todo es muy modulable. Y el Focus acusa el mayor espacio en longitud de las plazas traseras y sobre todo una rueda de emergencia con porexpan que ocupa mucho, como el Astra si lleva rueda de repuesto.
La calidad de acabado es similar en todos, con una presentación interior atractiva, buenos ajustes y materiales correctos. El Honda tiene un aspecto más moderno y vistoso, con la pantalla central integrada, como el Astra, pero con unos plásticos duros y mejorables en el salpicadero. El Opel gana vistosidad por el orden de la consola central y los cromados. El Focus tiene también un aire moderno y el Kia es más discreto y convencional, y los dos llevan pantallas flotantes.
El Astra y el Civic muestran un tacto de rodadura más suave y aplomado, con suspensiones que filtran mejor las irregularidades. Aunque todos están bien aislados, el Opel tiene un sonido mecánico más refinado y agradable que los tres cilindros de sus rivales, algo ásperos al acelerar.
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