Abarth 500C, deportividad en miniatura

La simpatía del 500 y el carácter deportivo de los minicoches de carreras en un urbanita de bolsillo que se ha convertido en la última historia de éxito del diseño italiano, aunque quizás no le correspondan todos los méritos. Y es que sobre el modelo original de los años cincuenta no hay dudas, pero el nuevo 500, igual que la reedición del Mini, proceden del mismo lápiz, el de Frank Stephenson Santos, un diseñador de padre norteamericano y madre malagueña criado en España.

Linajes aparte, el nuevo Cinquecento ha entrado por derecho propio en la historia del automóvil: no ha habido en las últimas décadas un coche urbano tan original y seductor. Si su antecesor tenía una personalidad inconfundible que luego explotó también con éxito su hermano mayor el 600, el nuevo 500 se ha reinventado actualizando su carisma en un formato más práctico y rompedor.

Por fuera mantiene las mismas proporciones en un tamaño mayor. Y por dentro reinterpreta con estilo los detalles del original para reeditar su ambiente retro en todo su esplendor. Pero aprovecha también para mejorar su funcionalidad ofreciendo cuatro plazas de verdad. Y cuenta incluso con versiones descapotables, como los 500C, que incluyen un techo de lona plegable con un aire muy ‘vintage’.

El último paso que confirma su infatigable capacidad de evolución es la saga Abarth. Esta colección de versiones deportivas realza su atractivo estético con una decoración racing que le sienta de maravilla. Pero sobre todo permite disfrutar el carácter purasangre de las mecánicas del legendario preparador italiano para convertir al pequeño 500 en un diablillo de la carretera.