Si quieres ir menos al taller, vigila qué carburante utilizas

Usar carburantes de calidad 'premium' ayudará a mantener limpio el motor y sus componentes, y reducir así la factura en mantenimiento.

carburante
La mecánica del coche mejora con un buen carburante.

La grasa y el colesterol pueden acumularse en las arterias, ralentizar u obstruir el flujo sanguíneo y terminar provocando problemas graves de salud. Y en la mecánica de los automóviles, curiosamente, se aprecia un fenómeno similar.

La utilización prolongada de carburantes convencionales, junto con un mantenimiento deficiente, son dos factores que suelen derivar en que el motor de un coche empiece a dar tirones al acelerar, a echar humos que antes no salían por el tubo de escape e, incluso, a perder potencia y prestaciones al mismo tiempo que su consumo se incrementa.

Son síntomas de que el sistema de alimentación (inyectores, conductos, bomba y/o depósito) presenta atascos o taponamientos, de que los filtros (de aire y combustible) están saturados y, asimismo, de que la combustión ha perdido eficiencia, debido a las impurezas adheridas en las paredes internas del motor, que terminan por afectar al rendimiento energético final.

La buena noticia es que el fenómeno puede evitarse e incluso revertirse aunque hayan aparecido ya los primeros indicios negativos. Y si la solución se aplica con regularidad, es posible obtener beneficios adicionales como un ahorro en las operaciones de mantenimiento. Porque, como señala el refranero popular, no es más limpio el que más limpia, sino el que menos ensucia.

Una de las claves está en el uso de carburantes de calidad superior. Pero no vale cualquiera, porque no todos presentan las mismas características. La gama Óptima de CEPSA, que reúne gasolinas y gasóleos con formulaciones exclusivas y propiedades avanzadas, sí proporcionará los resultados esperados. Tanto en motores modernos como con ciertos años, reducirán la formación de carbonillas y otras impurezas, impedirán corrosiones en las partes metálicas y ayudarán además a evitar obstrucciones en el sistema de alimentación, desde los conductos hasta los inyectores. Es decir, mantendrán el motor limpio y en forma.

El ahorro no es despreciable, porque la limpieza de un sistema de inyección cuesta unos 90 euros; el saneamiento del depósito y los conductos no suele bajar de 150, y la sustitución de un filtro de combustible ronda los 60 (precios orientativos en modelos de marca popular). Y son operaciones de mantenimiento que podrían evitarse a lo largo de la vida media útil de un coche (unos 12 años en España), o al menos reducir su frecuencia.

Las ventajas se aprecian tanto en modelos de gasolina como de gasóleo, y en ambos resulta recomendable apostar por los carburantes más avanzados. Pero su uso puede llegar a ser casi imprescindible si el motor dispone de inyección directa, porque la presión y temperatura a la que inyectan el carburante estos sistemas, y su milimétrica pulverización, exige una formulación especial. De nuevo, no vale cualquier producto, y la gama Óptima de CEPSA sí otorgará los beneficios esperados, porque ayudará a estos afinados dispositivos a extraer todo el rendimiento posible de cada gota de carburante, gracias a su capacidad para mantener el motor y los componentes asociados en el mejor estado de forma.

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