‘El desierto de los niños’: una vida mejor para más de 25.000 marroquíes

Un evento de aventura con mucha carga de solidaridad que llega a su duodécima edición

Desierto

Foto: Hyundai

Tan cerca y tan lejos. Una mínima franja de mar de catorce kilómetros separa a dos países, España y Marruecos; pero también a dos continentes y desde luego a dos culturas, dos sociedades, dos estilos de vida. Europa frente África. La opulencia frente a la precariedad. Para tender puentes de esperanza entre ambas realidades nació hace ya doce años ‘El desierto de los niños’, una iniciativa de aventura pero con una enorme carga solidaria que ha servido para hacer un poco mejor la vida de miles de marroquíes.

Los participantes en este evento destinado a vehículos todoterreno (más de 1.100 adultos acompañados por 531 niños en todo este tiempo) cruzan el Estrecho para dar rienda suelta a su pasión por los coches, la naturaleza y los viajes. Sólo que hay mucho más detrás del simple disfrute de las vacaciones de Semana Santa. Grandes y pequeños, sobre todo estos últimos, toman conciencia de lo diferente que puede ser la vida de personas menos favorecidas por la situación del país o su economía, teniendo una oportunidad inmejorable para aportar su contribución a que todo sea un poco mejor para ellos.

La organización (que desde la primera edición ha contado con el apoyo incondicional de Hyundai) calcula que en esta década han sido más de 25.000 las personas que directamente se han beneficiado, de uno u otro modo, de la solidaridad de ‘El desierto de los niños’. A lo largo y ancho del país, en zonas remotas de Marruecos, se han repartido más de 40.000 cuadernos, 200.000 lápices y bolígrafos, una veintena de pizarras, sesenta ordenadores, 2.000 mochilas, 10.000 chalecos reflectantes o doscientos pupitres; además de todo este material que viaja en un enorme camión todoterreno, se han rehabilitado cuatro escuelas, construido veinte pozos con sus correspondientes bombas, instalado una decena de placas solares y revisado la vista a más de 2.100 personas, facilitando a la mitad de ellas gafas graduadas.

Quienes han vivido esta aventura solidaria coinciden en lo gratificante de la convivencia con los marroquíes, en su mayor parte niños que muestran a los visitantes una forma de entender la vida tan especial, en la que lo importante no es lo que se tiene sino cómo se valora. Una lección que no se enseña en los colegios. Nadie podrá decir que no son unas vacaciones provechosas para los chavales…

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Raúl Romojaro

Una vida sobre ruedas. De piloto (malo) de motocross a periodista deportivo en Diario AS, incluyendo una década en los grandes premios de MotoGP. Apasionado de los coches y las motos, en más de 30 años ha tenido el privilegio de probar unos cuantos cientos de unos y de otras. Ahora, subdirector en Prisa Motor.

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