Este tipo de historias encantan a todo el mundo, y Hollywood tiene la culpa de ello: el pequeño contra el grande, el pobre contra el rico… la victoria de los débiles contra los poderosos. A un lado, un Ferrari 458 Italia impecable, al otro un Volkswagen Passat B2 con bastantes años en su haber. Competición desigual y desenlace claro, al menos a priori.
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