¿Sabías que en algunas zonas de México conducen muebles?

Quizá tampoco estabas al tanto de que tu vehículo viene de Hungría, ni de que no es lo mismo llevar entre las manos un troca que un carro.

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No es lo mismo conducir un carro que un troca.

El mundo del motor, al menos en los países hispanohablantes, le debe mucho a Hungría. Tan sencillo como que la palabra coche viene de un pueblo húngaro llamado Kocs, donde inventaron en 1518 un vehículo tirado por caballos que servía para transportar a varias personas a la vez. Desde entonces todo medio de transporte de este tipo se conocía como “carro de kocsi, que se pronuncia ‘Kóchi’. A partir de aquí es fácil establecer la etimología de la palabra.

Pero ya sabes que al coche se le conoce también como carro. De hecho, en países latinoamericanos se llama así al automóvil. Puede que tenga que ver con que el término kocsi aún no estaba tan extendido en las primeras épocas de la colonización de América. Pero ¿por qué se le llama también carro?

Al parecer viene del latín carrus, o incluso de algo más antiguo como el sánscrito char, y tiene que ver con el típico vehículo de tiro con ruedas y varales al que en el siglo XIX le pusimos un motor y le empezamos a llamar automóvil. No porque fuera un carro o un kocsi, sino porque se movía solo. El griego autos y el latín mobilis originaron la denominación.

De todas formas, es el habla popular la que manda y al final, por costumbre, el automóvil terminó llamándose popularmente coche, al estilo húngaro. Tan solo en algunos países de América Latina se le llama familiarmente auto para abreviar eso tan serio de automóvil.

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Pero aquí no queda todo, la evolución social del automóvil ha ido acompañada de diversos nombres para denominar a tan popular creación.

· Buga. Es un nombre de argot que proviene de la marca Bugatti y que tiene su origen en los años 40, cuando estos lujosos coches surcaban la escasamente transitada Gran Vía madrileña. El término perdura y aún se sigue utilizando aquello de “¡menudo buga!” para referirse a un coche que llama la atención.

· Carro. En jerga, se usa para referirse al automóvil con cercanía, especialmente cuando se trata de coches potentes.

· Bólido. La astronomía llama bólido al meteoro que surca a gran velocidad el espacio. De ahí tomamos el nombre a la hora de referirnos a un coche de tipo deportivo que corre mucho.

· Torpedo. El concepto es similar al anterior, aunque ya está en desuso. Se refería a los automóviles descapotables de los años 20, 30 y 40 cuya estilizada línea y velocidad les identificaban como auténticos torpedos.

· Turismo. En realidad tiene más que ver con el uso que se hace del medio de transporte, pero se ha usado durante prácticamente todo el siglo XX para denominar a los coches particulares, sobre todo por parte de la administración. Ahora poca gente, en el habla común, utiliza este apelativo.

· Nave. En algunas metrópolis de México se refieren así a los coches que impresionan, son grandes y tienen de todo. El término es de lo más actual, ya que tiene que ver con comparar el vehículo con una flamante nave espacial tipo superdestructor de Star Wars.

· Mueble. Usado por gente mayor en algunas zonas rurales también de México. En este caso el origen viene del uso administrativo que identifica al coche como una propiedad o bien mueble.

· Troca. El chicano es una forma de hablar de los mexicanos emigrados a EE UU o que viven en la zona fronteriza, y en ella abundan los términos del inglés españolizados. En este caso, troca viene del inglés truck, que se refiera a una camioneta tipo pick-up, o picap, si lo españolizamos de nuevo.

· Ranfla. Es otra palabra usada solo en México, que se refiere a los coches tuneados llamados Low Rider, que consiste en transformar coches clásicos modificando su suspensión para que boten.

La inmersión de coche como objeto social ha hecho que le pongamos todo tipo de calificativos, incluso nombres propios para denotar la adoración que tenemos a este invento de cuatro ruedas y al que a veces tratamos como si fuera una mascota: el Chevy (Chrevrolet), el Forito (Ford) o el Golfo son algunos ejemplos.

Los adjetivos aumentativos y diminutivos también sirven para denominar a nuestro querido medio de transporte: cochecito cuando hacemos referencia a un utilitario y cochazo cuando hablamos de un coche imponente. Los calificativos como cacharro, gualdrapa o tartana, para hablar con desprecio de su aspecto (o carroza para elogiar sus virtudes), también son comúnmente utilizados.

Si volvemos a cruzar fronteras vemos palabras de raíces diferentes para denominar al coche. El francés voiture tiene que ver con el verbo voiturer, que significa transportar algo o a alguien. En el caso del italiano, donde también se le conoce como automobile o autoveicolo, macchina está más extenso coloquialmente y su origen viene del latín machinam (máquina) en alusión a su funcionamiento mecánico. Más de uno hemos españolizado también coloquialmente el nombre italiano para llamar máquina al coche, aunque normalmente refiriéndonos a un coche con un motor potente.

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