Las marcas de automoción son conscientes de que su futuro apunta mucho más allá de la fabricación y comercialización de vehículos. Los hábitos de los conductores están en pleno proceso de transformación y todos los grandes grupos del sector aspiran a convertirse en proveedores de movilidad, a ofrecer a sus clientes el abanico de servicios más amplio posible. Es el caso de Mini, que acaba de presentar su primer servicio de coche compartido diseñado para los usuarios particulares.
Mini Sharing arranca como una realidad inminente y en primicia en España, el primer país del mundo en el que estará disponible a partir del próximo julio, aunque se podrá contratar desde mediados de este mes de mayo para todas las unidades que hayan sido fabricadas a partir del pasado mes de marzo y que cuentan con la tecnología necesaria para el servicio. La propuesta de la marca del Grupo BMW es clara: permitir al propietario de cualquiera de sus modelos de última generación compartirlo con un máximo de 10 personas de su círculo cercano: familia, amigos, vecinos, compañeros de trabajo…
Es un servicio destinado a particulares y sin ánimo de lucro para quienes decidan utilizarlo, aunque sí puede existir un pago por la movilidad que se gestiona. Mini pone a disposición de sus clientes una plataforma tecnológica, a través de una aplicación para móvil, que facilite, regularice y controle lo que es un hábito tan frecuente como prestar el coche a un familiar o amigo. Para ello tan sólo es necesario instalar en el vehículo un módulo de comunicación (con un coste de 99 euros que incluye tres años de servicio), descargarse la aplicación y darse de alta en el servicio.
Completado este proceso, el dueño del Mini podrá invitar hasta diez conductores con los que tenga relación (responsabilidad que queda en sus manos) para unirse a su cuenta y empezar a disfrutar a partir de ese momento de las posibilidades del servicio. El funcionamiento del software es similar al de otras plataformas colaborativas: un calendario muestra la disponibilidad del coche y su localización, se solicita su conducción durante un determinado periodo y el propietario decide si lo autoriza. A partir de ese instante, un código que se envía al usuario le permitirá entrar en el vehículo y arrancarlo sin necesidad de la llave habitual, finalizando su utilización del mismo modo a través de la aplicación, que se conecta con el módulo de control por tecnología Bluetooth.
Mini Sharing realiza una valoración de la amortización del coche y su uso de 0,30 euros el kilómetro recorrido, aunque su pago siempre será acordado entre el propietario y los usuarios, no siendo obligatorio (por ejemplo, entre padres e hijos). La marca recalca que no se trata de una colaboración con fines lucrativos, simplemente busca ofrecer a sus clientes toda la tecnología necesaria para que puedan compartir un vehículo con quienes deseen con las mayores garantías de seguridad y eficacia. Para que cualquier conductor llegue a beneficiarse de ello, se ha alcanzado un acuerdo con la aseguradora Mapfre para disponer de una póliza todo riesgo (con franquicia de 460 euros) por 730 euros anuales y cobertura para todo perfil de conductor o versión de Mini.
Juan Pablo Madrigal, director de la marca en España, insistía en lo pionero del proyecto y, bajo esta premisa, en el carácter ciertamente experimental del mismo. Son varias las incógnitas que se abren con un servicio de coche compartido inédito entre particulares y es por ello que Mini analizará los resultados de sus primeros meses de funcionamiento, escuchará las opiniones de los usuarios y actualizará la aplicación y sus posibilidades atendiendo a estas necesidades o requerimientos. Por el mismo motivo, en un intento de controlar con minuciosidad cada detalle, el montaje del módulo de control se realizará en principio tan sólo en su red de concesionarios de Madrid, extendiéndose más adelante al resto del país cuando la experiencia acumulada así lo aconseje.
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