En Estados Unidos, las subastas de contenedores cerrados son una práctica habitual. Los compradores pujan sin saber con certeza qué hay dentro. Es un juego de intuición, riesgo y, a veces, suerte. Eso fue lo que le ocurrió a una mujer que decidió invertir 3.650 dólares (3.076 euros) en un contenedor polvoriento, sin más pistas que unas formas extrañas bajo unas lonas.
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Muchos compradores pensaron que se trataba de un viejo muscle car (automóvil deportivo estadounidense con gran motor V8). Ella, sin embargo, se dejó llevar por la corazonada. Lo que encontró al levantar las lonas fue mucho más que un coche: era un DeLorean DMC-12, el mítico modelo de puertas de ala de gaviota que se convirtió en leyenda gracias a la trilogía de “Regreso al Futuro”.

El coche que desafió al tiempo
Lo más sorprendente no fue solo el hallazgo, sino el estado del vehículo. A pesar de haber pasado más de dos décadas encerrado, el DeLorean estaba prácticamente intacto. Sin óxido ni daños estructurales y con todos sus elementos originales. Solo necesitaba una batería nueva para volver a cobrar vida.
Este modelo, fabricado en los años 80 por la compañía DMC, se ha convertido en objeto de culto para coleccionistas. Su diseño futurista y su papel como máquina del tiempo en el cine lo han elevado a la categoría de icono pop.

Negocio redondo
La historia no termina ahí. La mujer decidió vender el coche tras verificar su estado. ¿El resultado? Lo colocó por unos 30.700 euros, multiplicando por diez su inversión inicial. Un golpe de suerte que demuestra que, a veces, arriesgar tiene recompensa.
Este tipo de hallazgos no son únicos. En otras subastas similares han aparecido joyas como un Dodge Challenger o una Harley-Davidson de los años 40. Pero pocas veces el hallazgo tiene tanta carga emocional y nostálgica como con un DeLorean.

Una historia de cine
La historia de la DeLorean Motor Company (DMC) es tan cinematográfica como el coche que la hizo famosa. Fundada en 1975 por John DeLorean, un exdirectivo de General Motors con fama de visionario, la empresa nació con la ambición de revolucionar la industria del automóvil. Su modelo, el DMC-12, destacaba por su diseño futurista, sus puertas de ala de gaviota y su chasis de acero inoxidable.
Sin embargo, tras un lanzamiento lleno de expectativas en 1981, la realidad fue menos brillante: problemas de calidad, un precio elevado y una recesión económica golpearon duramente a la compañía. En 1982, apenas un año después de iniciar la producción, DMC se declaró en bancarrota.
Paradójicamente, fue el cine quien resucitó al coche: su papel como máquina del tiempo en “Regreso al Futuro” lo convirtió en un icono cultural, mucho más duradero que la propia empresa que lo creó. Así, la historia de esta mujer y su DeLorean parece otro guion de película. Ya que, con un poco de intuición y mucha suerte, es posible viajar al pasado y volver con los bolsillos llenos.

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