El RCZ es el escaparate rodante del nuevo lenguaje de diseño de Peugeot, un cupé compacto de imagen vanguardista que refuerza su poder de seducción con una conducción de tacto sólido y maneras deportivas.
Por fuera destaca la doble cúpula que da forma al techo, una primicia que se estrena en este coche y ha exigido desarrollar maquinaria industrial específica para poder producirla en serie. Pero su exquisita línea y el diseño musculoso de la zaga realzan su personalidad.
Lo importante es que cuando se conduce está a la altura de su imagen, porque transmite carácter y ofrece un dinamismo impecable: como es bajo, ancho y tiene unas ruedas grandes, pisa el asfalto con aplomo, parece como si circulara sobre raíles en las curvas y frena muy bien.
La guinda del pastel la pone un acertado compromiso entre deportividad y confort: divierte sin cansar y admite sin contrapartidas el uso diario. Y para no ser solo un coche de capricho, su configuración interior no renuncia al sentido práctico: 2+2 plazas, las traseras bastante utilizables, y un buen maletero de 321 litros. Sus afortunados propietarios no se cansarán de verlo, ni tampoco de conducirlo.
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