El fenómeno del turismo en autocaravanas o vehículos camperizados continúa al alza en España. Sólo la carencia en la disponibilidad de unidades pone freno a esta tendencia imparable de disfrutar del viaje y el tiempo libre con una pequeña vivienda sobre ruedas. La Semana Santa propicia que sean muchos usuarios, propietarios o clientes de alquileres, los que se plantean pasar unos días de descanso de esa forma tan especial.
Al margen del ascenso en el precio de las tarifas de alquiler, motivada por una demanda que puede superar a la oferta, la escalada de costes de los combustibles penaliza a unos vehículos que, por sus dimensiones y peso, no son precisamente ahorradores.
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Casi todos se mueven con diésel (con la excepción de algunas pequeñas cámper de gasolina) y su consumo puede ir desde los ocho litros a los 100 kilómetros de los modelos comerciales compactos (como la Ford Transit Connect o la VW California) a los más de 15 litros de las grandes autocaravanas, algunas de más de siete metros de longitud.
Por este motivo, y con el gasóleo superando en muchas ocasiones el precio de la gasolina y por encima de 1,80 euros con frecuencia, conviene tener en cuenta una serie de consejos y técnicas para reducir en lo posible el gasto en este concepto. En principio, es aplicable cuanto se refiere a la conducción de un turismo convencional, aunque siempre considerando las particularidades de un vehículo de peso y dimensiones bastante superiores.
Todo a punto
Un vehículo a punto es sinónimo de mayor eficiencia. Un simple cambio de aceite y filtros ayuda al motor a funcionar mejor y pone la primera piedra de la reducción del consumo, porque las fricciones internas disminuyen. El ahorro oscila entre 0,1 y 0,4 litros cada 100 kilómetros.
Neumáticos
Otro aspecto clave para economía de consumo, además de para la seguridad, son los neumáticos. Subir ligeramente su presión, una o dos décimas por encima del valor recomendado por el fabricante (tampoco más), permitirá también reducir el gasto, gracias a que se consigue una menor resistencia a la rodadura. El potencial de mejora ronda los 0,2 litros.
Velocidad
La velocidad de desplazamiento es uno de los grandes enemigos del consumo, y basta reducirla para empezar a notar los beneficios, especialmente cuanto más grande y pesado es el vehículo. Bajar el ritmo 10 km/h, por ejemplo, puede disminuir el gasto (según modelos) en torno a 0,3 litros cada 100 kilómetros.
La ayuda de la inercia
Cuanto menos se acelere, menos se consume. Dejar que el coche se desplace por su propia inercia, sin presionar el pedal, es una de las soluciones maestras para recortar el gasto: puede llegar a suponer hasta medio litro menos.
Parar el motor
Si el vehículo va a estar detenido más allá de unos segundos, aunque solo sean un par de minutos, conviene apagar el motor, pues si no estará gastando combustible de manera inútil. Es lo que ya hacen de forma automática los modelos (muchos ya) con el sistema denominado Start&Stop.
Transportar lo necesario
Una cámper o autocaravana ya pesa más que suficiente como para incrementar esta masa sin necesidad. Tener muchos espacio disponible puede suponer la tentación de trasladar más objetos de los imprescindibles, sumando kilos que van contra de la eficiencia.
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Una vida sobre ruedas. De piloto (malo) de motocross a periodista deportivo en Diario AS, incluyendo una década en los grandes premios de MotoGP. Apasionado de los coches y las motos, en más de 30 años ha tenido el privilegio de probar unos cuantos cientos de unos y de otras. Ahora, subdirector en Prisa Motor.