Durante unos días, he tenido la oportunidad de probar el nuevo Seat León. La tercera generación de un modelo esencial en la gama de la marca española y que representa un significativo paso adelante respecto a su predecesor, además de definir nuevos estándares en cuanto a ingeniería, calidad, eficiencia y seguridad dentro de su segmento. Y precisamente conducir este nuevo León me llevaba a la reflexión de cómo van cambiando nuestras referencias con el paso del tiempo. Las generales, las que nos mueven cada día, pero también las particulares que tienen que ver con este mundo nuestro de los coches y los motores. Sobre todo para los que tenemos ya cierta edad y, con ello, una perspectiva más amplia.
Durante las últimas dos décadas (es algo más, pero por redondear) he venido probando a fondo vehículos para la Sección de Motor del AS. De todo tipo, condición, tamaño, potencia y filosofía. Algo así como uno por semana, porque dejamos de lado los contactos esporádicos que la Prensa especializada realiza con los nuevos modelos en las presentaciones de las marcas. Si los cálculos no me fallan, y redondeando también, ese promedio me lleva a que sean un millar de automóviles (y unas cuantas motos también) los que han pasado por mis manos en todo esto tiempo. Y con cada uno de ellos vengo a completar en torno a mil kilómetros, para alcanzar así una cifra redonda que supera, sin duda, el millón de kilómetros en estos veinte años. Ahí es nada…
No es que pretenda hacer yo con esto alardes de ningún tipo, desde luego… Es algo absolutamente circunstancial de mi trabajo y muchos de mis compañeros de profesión me superan en experiencia, kilómetros y conocimientos. Dicho esto, por tanto, desde la humildad, tan sólo nos sirve para posicionarnos respecto a la generosa panorámica que puedo llegar a tener del sector del automóvil, su realidad y su progresión. Y es aquí (me voy por las ramas) cuando volvemos a la clave de la cuestión que nos ocupa, que no es otra que la evolución de los diferentes segmentos hasta llegar a los excelentes productos que en la actualidad conocemos. Prácticamente sin excepciones, desde los más sencillos utilitarios a las berlinas de lujo.
Me provocaba estos pensamientos el León porque es todo un cochazo. Los modelos denominados compactos, como éste nuevo Seat, son los que más se venden en el mercado español y con diferencia. Así que podríamos decir que se trata de un coche popular, porque también su precio se antoja accesible para un grupo de compradores que necesiten un vehículo de estas características. Sin embargo, esta popularidad queda a años luz de la mediocridad, porque el nuevo León disfruta de soluciones que hasta hace muy poco parecían reservadas a productos de planteamiento mucho más ambiciosos y, por supuesto, caros. Y me refiero a este Seat porque ha sido el último vehículo realmente novedoso que he probado, pero la tendencia es aplicable a todas las grandes marcas del sector, diría que sin excepción.
Todo esto quizá pueda sonar a perogrullo, porque probablemente lo sea. Justo éste es el motivo que me ha invitado a compartir con vosotros tal percepción, ya que me da la impresión de que damos por asumidos ciertos aspectos que en realidad deberían reclamar de nuestro interés y reconocimiento. Quiero decir que la industria de la automoción es una de las más dinámicas, innovadoras y avanzadas del mundo, pocas otras podrían plantarle cara en estos términos (quizá la tecnología informática y electrónica). Lo mejor del asunto es que de esta actitud nos beneficiamos todos, seamos conductores, pasajeros o incluso peatones.
Coches cada día más cómodos, más seguros, más eficientes, más reciclables, más bonitos, más fáciles de mantener, más funcionales, incluso más baratos… La tecnología y la ingeniería han democratizado ventajas y cualidades que ya no son patrimonio de los segmentos superiores, de lujo e inaccesibles para la mayoría. Porque para conducir un coche estupendo sólo hace falta comprarse uno como el nuevo Seat León… que además se fabrica en España. Así que algo bueno sabemos hacer, mal que les pese a algunos.
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