Sacada directamente del campeonato de Superbikes y homologada para hacerse dueña de las calles: la nueva Honda CBR1000RR Fireblade está aquí.
No hablaremos de estética, que evoluciona la línea seguida en la marca del ala dorada y cambia hasta el 68% de las piezas, sino de su apartado mecánico y tecnológico, del que hay mucho que comentar.
El motor es un cuatro cilindros de 999,8 cc que entrega 190 CV, diez más que el anterior gracias a una variación en la distribución y al incremento del ratio de compresión, que pasa de 12.3:1 a 13:1. El bloque, además, aumenta en 750 las revoluciones por minuto disponibles, entrando en zona roja a 13.000 vueltas.
Toca mirar a la caja de cambios, que es donde comienza el gran compendio tecnológico de esta superbike de calle. La Honda CBR1000RR Fireblade cuenta con Quickshifter para subir marchas sin tener que tocar el embrague y para bajarlas, el Downshift Assist permite tres ajustes diferentes.
Pasamos al manillar, donde se encuentra un embrague antirrebote asistido que pesa menos y funciona con mayor suavidad, y un sensor de posición en el puño derecho. Este trabaja de manera conjunta con el acelerador electrónico TBW que permite una respuesta mucho más rápida.
Bajando por la horquilla, las suspensiones electrónicas Öhlins se ajustan en tiempo real, mientras que Brembo firma los frenos y, además de ABS, cuentan con control anticaballitos y de picadas.
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Su comportamiento mejora también gracias a un proceso de adelgazamiento que ha afectado a casi todos los elementos de la CBR1000RR Fireblade: la batería de ión-litio es un kilo más ligera, el depósito es de titanio y ahorra 1,3 kilos, el sistema de escape es del mismo material y pesa 2,8 kilos menos, las llantas son 100 gramos más ligeras, chais y basculante ahorran otros 300 gramos, la caja de cambios rebaja el peso otros dos kilos… En total marca 15 kilogramos menos sobre la báscula, lo que, sumado a los 10 CV extra, mejora un 14% la relación peso/potencia.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.