Motores turbo de gasolina y planteamientos diferentes. El Mercedes equipa el más pequeño, pero también el más potente, un 1.3 de origen Renault con 163 CV. El Audi y el Golf estrenan y comparten el nuevo 1.5 TSi Evo de 150 CV con sofisticaciones como turbo de geometría variable y cilindros desconectables para gastar menos cuando se circula a punta de acelerador. Y el BMW recurre también a un 1.5, pero más sencillo —solo tres cilindros—, y se queda en 136 CV.
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Además, mientras el Audi y el Mercedes venían equipados con cambios automáticos de siete marchas, el BMW y el VW llevaban cajas manuales de seis velocidades. Y todos incluyen diferentes modos de conducción a elegir —normal, confort, sport…— que varían la respuesta del acelerador, dirección, cambio y otros elementos.
A pesar de las diferencias de cada unidad de pruebas, que, aparte de potencias y cambios, afectan también a los neumáticos, todos ofrecen una respuesta suave y elástica desde bajo régimen, no dejan sentir la entrada del turbo y se estiran sin pereza hasta 6.000 vueltas. Y tienen unas prestaciones bastante satisfactorias para viajar a buen ritmo: aceleran de 0 a 100 km/h en torno a 8 segundos.
Sin embargo, el Mercedes y el Audi ofrecen unas prestaciones algo superiores, con ligera ventaja del primero si se cambia manualmente con las levas del volante, porque el del A3, de doble embrague, es algo más rápido cuando se deja en el modo automático. El Golf es tercero, porque, aunque lleva el mismo motor del A3, acusa que su cambio manual tiene las marchas más largas que las del Audi. Por último, el BMW se defiende, aunque acusa su menor potencia y, sobre todo, un cambio con las velocidades incluso más largas que el Golf.
En la estabilidad, los tres modelos de tracción delantera, Audi, Mercedes y VW, ofrecen un comportamiento sobresaliente, con reacciones nobles y homogéneas, en parte también porque las unidades de pruebas llevaban ruedas más grandes y llantas de 18 pulgadas. Así, balancean poco, muestran mucho aplomo y son muy fáciles y agradables de conducir.
El BMW es el único con propulsión trasera y tiene la dirección más rápida y directa, pero la suspensión de serie incluye unos reglajes suaves que permiten movimientos más amplios de carrocería y restan agilidad. Y como la unidad de pruebas llevaba las ruedas de serie, más pequeñas y con llantas de solo 16 pulgadas, resulta menos eficaz y no transmite el aplomo y confianza de sus rivales. Además, el manejo del cambio manual, con un embrague brusco y poco progresivo, resulta mejorable.
El Audi y el Mercedes necesitan también algo menos de distancia que el BMW y el VW para detenerse. Y al igual que el Golf, ofrecen también una calidad de conducción algo superior, con un tacto más suave y delicado que el BMW, salvo en la sonoridad mecánica, donde el 118i es el mejor aislado y no deja sentir su motor tricilíndrico.
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