En el mundo del dinero y el lujo nunca nada es suficiente. Que se lo digan a Pasin Lathouras, multimillonario tailandés, que pensó que tener un Koenigsegg Agera RS normal se quedaba corto, así que le dio al fabricante sueco unas pautas bastante peculiares.
Básicamente quería que su deportivo, de apellido Naraya por razones familiares, tuviera oro. Dicho y hecho, esta unidad tan especial cuenta con bastantes gramos del preciado metal repartidos tanto por la carrocería como por el habitáculo.
Para conseguir un resultado óptimo, en Koenigsegg recurrieron a Ettore ‘Blaster’ Callegaro, un artesano italiano especializado en preparaciones de coches y motos, que dedicó dos semanas de jornadas maratonianas (12 horas al día, seis días a la semana) a colocar el material.
El fabricante aclara como se desarrolla el proceso: “el pan de oro se aplica a la pieza o superficie y una vez fijado se le da forma utilizando una pequeña herramienta del tamaño del corcho de una botella de champán. Después se cubre con varias capas de barniz para evitar arañazos”.
No es, sin embargo, el único detalle exclusivo con el que cuenta este Agera RS. Su matrícula, por ejemplo, tiene 155 diamantes, y la carrocería es de fibra de carbono tintada en color azul.
No ha transcendido el precio final, pero seguro que barato no ha sido.
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