Los juguetes de Ken Block son la envidia de todo petrolhead que se precie. Por las manos del piloto, conocido mundialmente por sus yincanas, han pasado un Ford Escort Mk2 RS del 78, el nuevo Ford Focus RS RX o el que muchos consideran la joya de la corona: el Hoonicorn.
Bajo tan original nombre (mezcla de unicornio y Hoonigan, el equipo de Block) se encontraba un Ford Mustang del 65, aunque preparado hasta las trancas para conseguir extraer 845 CV de su motor atmosférico V8 de 6,7 litros.
Se estrenó en la Gymkhana Seven pero, según el piloto, se le ha quedado algo corto: “Nos aprobaron un nuevo vídeo utilizando el Hoonicorn, pero me hacía falta más potencia para lo que tenía pensado hacer”.
Si 845 CV son pocos, miedo da pensar qué ronda en la cabeza del drifter. ¿La solución a sus problemas? La explica el mismo: “Desarrollé la idea de lo que quería, dos turbos saliendo por el capó, y se la entregué a mi equipo. Ellos me devolvieron el proyecto con una manera funcional para hacerlo real y, además, añadieron metanol para producir la potencia que necesitaba. Así, ¡acabamos con 1.400 CV!”.
Y continúa: “Cuando digo que es la cosa más aterradora que he conducido nunca no exagero nada. El motor se revoluciona y hacer girar los neumáticos hasta su destrucción tan velozmente que no puedo cambiar marchas lo suficientemente rápido”.
La pregunta ahora está clara: ¿qué está preparando para su siguiente vídeo?
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.