The Mill, estudio británico especializado en la grabación de anuncios publicitarios, tiene una especial relación con los spots protagonizados por coches. En su haber cuentan con piezas tan reconocidas como el split de Van Damme sobre dos camiones Volvo o la serie de los villanos de Jaguar. Su contribución al sector ha sido constante, pero ahora, podría cambiar la forma en que trabaja la industria para siempre.
En colaboración con JemFX, Performance Filmworks y Keslow, ha presentado el BLACKBIRD, un dispositivo tecnológico con forma de coche que puede suplantar a cualquier automóvil en anuncios, películas o secuencias de acción mediante la animación por ordenador.
Su funcionamiento es relativamente sencillo. La plataforma puede variar su longitud hasta en 1,2 metros, su altura en 25 centímetros, el reglaje de la suspensión y el rendimiento del motor para adaptarse los parámetros del modelo al que vaya a sustituir. El único elemento físico del coche real que se utiliza son sus llantas.
Una vez grabado el metraje necesario, en el estudio de montaje se edita el vídeo y se “coloca” la carrocería del automóvil en cuestión. Para hacerlo más realista se aplican los efectos de ambiente correspondientes (polvo, partículas, agua, etcétera) de la manera adecuada gracias a la información adicional ofrecida por la cámara de 360 grados montada en el BLACKBIRD.
Puede sonar complicado, pero en movimiento queda muy claro:
¿Estamos ante el adiós definitivo a los anuncios de coches como hasta ahora los hemos conocido?
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.