Cristiano Ronaldo ya piensa en el Bugatti Chiron

El heredero del Veyron tiene una potencia de 1.500 CV y se venderá por 2,4 millones de euros, más impuestos. Precio de estrella del fútbol, sin duda...

Chiron
El no vas más sobre cuatro ruedas. Sólo le falta volar.

Si hay una marca que no pasa desapercibida es Bugatti. La política de tener solo un modelo a la venta cada vez (aunque luego nos hastíen con decenas y decenas de versiones especiales) hace que cada lanzamiento cree enormes expectativas y, tras el éxito del Veyron y todo lo que se especulaba con su sucesor, la llegada del Chiron tenía a todo el mundo en ascuas.

Por fin ha llegado: el Bugatti Chiron está aquí. ¿Ha valido la pena la espera? Todo apunta a que sí.

Empezando por su estética, queda claro que sigue las líneas estilísticas marcadas por su predecesor, además de trasladar a la realidad casi todo lo visto en el Vision Gran Turismo. Las similitudes con el Veyron son obvias, tanto en dimensiones (4,540 x 2.040 x 1,210) como en concepto y en su vista lateral; pero el frontal y la zaga, incluso con ese cierto aire familiar, tienen personalidad propia.

En el morro la característica parrilla preside el conjunto, aunque comparte protagonismo con dos faros muy alargados que alojan cuatro ópticas LED cuadradas cada uno. La trasera es de lo más llamativa con una tira de LED que ocupa casi todo el ancho, dos escapes dobles situados en posición central y todo formando una enorme salida de aire para refrigerar el motor. Puede parecer exagerado, pero en breves comprobaréis que no.

Pero por mucho que pueda resultar bonito (o no), lo que realmente importa de este Bugatti Chiron es su apartado técnico, que consigue sacarle los colores hasta al Veyron. Sus cifras hablan por si solas: un bloque W16 8.0 con cuatro turbos y 32 inyectores que desarrolla 1.500 CV y 1.600 Nm de par. Los encargados de digerir semejante derroche de potencia son un sistema de tracción integral con repartidor de par, una caja de cambios automática DSG de siete marchas y unos neumáticos Michelín específicos.

Por sus prestaciones, podemos afirmar que realizan su trabajo realmente bien: hace el 0-100 en 2,5 segundos, el 0-200 en 6,5 y el 0-300 en 13,6. Además, alcanza una velocidad máxima de 420 km/h… ¡limitada electrónicamente! Da que pensar hasta donde puede llegar la bestia si la dejan desatarse.

Por suerte para sus futuros dueños, el fabricante es consciente de que esta potencia debe estar bajo control. Por eso el Bugatti Chiron cuenta con dirección electromecánica, suspensión adaptativa, cinco modos de conducción (Lift, Auto, Autobahn, Handling y Top Speed) y frenos carbocerámicos con discos de 420 mm en el eje delantero y de 400 mm en el trasero. Esto último es más que importante, ya que sirve para clavar el Chiron en 31,3 metros yendo a 100 km/h, en 125 metros a 200 km/h y en solo 275 si la velocidad es de 300 km/h.

Como pasó con su predecesor, estamos ante un modelo muy exclusivo, ya no tanto por unidades (que serán bastantes durante varios años de producción) si no por precio: sin tasas ni impuestos costará 2,4 millones de euros.

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