Michelin, que si alguien sabe de esto son ellos, ha realizado un exhaustivo estudio sobre el estado de los neumáticos de automóviles en España. En una campaña de revisión de ruedas, han pasado revista a más de 57.000 vehículos (turismos, todoterreno y comerciales) para tomar 16.500 de ellos como base de su análisis. Y las conclusiones, que acaban de ser presentadas en Madrid, son realmente preocupantes: los españoles no nos preocupamos en absoluto del estado de nuestros zapatos y comprometemos así nuestra seguridad, la de quienes nos acompañan en el coche y la del resto de los participantes en el tráfico rodado de las calles y carreteras de todo el país.
Soy consciente de que muchos de vosotros quizá no paséis de aquí en esta lectura, que el asunto os parezca un tostón sin mayor interés. Debo respetar vuestra opinión, desde luego, pero también advertiros de que os equivocáis en tal apreciación. La cosa no es para bromas, es mucho lo que está en juego y con una mínima atención nos podríamos evitar muchos disgustos. Vaya por delante que la influencia del mal estado de los neumáticos en los accidentes de tráfico es muy reducida, casi anecdótica, pero cuando se produce las consecuencias son terribles: casi el 70 por ciento de ellos se salda con víctimas mortales. Así que puede que tengamos menos de un uno por ciento de posibilidades de que nos toque, pero yo al menos prefiero hacer todo lo posible para que no sea justo a mí…
Básicamente, porque se trata de un riesgo evitable. Todos sabemos que hay circunstancias que no podemos esquivar, que asumimos como intrínsecas a la propia conducción, y que concurren en muchos de estos accidentes: desde el estado de la vía a las inclemencias climatológicas, pasando por las imprudencias de otros conductores. Sin embargo, sí que está en nuestra mano mantener los neumáticos en buen estado, con las presiones adecuadas, la profundidad de dibujo reglamentaria (por debajo de 1,6 milímetros es, tampoco lo olvidemos, ilegal) y sin daños estructurales. Pero por desgracia, como confirma el informe de la marca de neumáticos, no lo hacemos, nos interesa bastante poco el único elemento de contacto entre nuestro coche y el asfalto.
Michelin nos dice que uno de cada tres turismos no lleva las presiones correctas, una proporción que asciende al 56 por ciento en el caso de los vehículos comerciales. Mejora algo, pero no todo lo deseable, lo concerniente a la profundidad de dibujo del neumático, con una medida peligrosa y sancionable en el 15 por ciento de los turismos y el 17 por ciento de los comerciales, completándose el panorama desolador con otros dos datos que invitan a la reflexión: el 19 por ciento de los turismos y el 23 por ciento de los comerciales montan neumáticos con daños estructurales significativos. Y sin pretender ser catastrofista, la situación no tiene muchos visos de solución a corto plazo… como casi todo en estos tiempos convulsos.
Porque aunque el estudio de Michelin no ofrece información concisa al respecto, las evidencias y la lógica indican que este deterioro se apoya en dos pilares básicos: la propia dejadez de los automovilistas, producto en buena parte de una nula educación vial, y los efectos de la crisis económica. Es decir, no valoramos la trascendencia de conducir bien calzados y la cosa está tan apretada que ahorramos hasta en algo tan fundamental como los neumáticos. Y ninguno de ambos factores, me temo, tiene visos de mejorar con inmediatez.
Esperemos que no tengamos que pagar un precio demasiado alto por ello. Así que si has tenido la paciencia y la generosidad de llegar hasta estas líneas finales, me encantaría que la reflexión te invitase a medir la presión de las ruedas de tu coche la próxima vez que te pongas a su volante. Yo me daría por enormemente satisfecho si así fuera… Y gracias por hacerlo.
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