El debate entre vehículos eléctricos y de combustión no es nuevo, pero los datos aportados por Yahoo Finance en un reciente estudio ponen cifras concretas a una de las preguntas clave para los conductores: ¿cuánto cuesta realmente mantener cada tipo de coche? poniendo el foco, únicamente, en el combustible que necesitan para moverse.
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Usando tarifas medias que a día de hoy imperan en Estados Unidos: 0,16 dólares por kWh y 3,90 dólares por galón de gasolina (0,14 euros kWh y 3,43 euros por cada 3,785 litros), se ha comparado el gasto mensual de recargar varios modelos Tesla frente al coste de llenar el depósito de un Toyota Camry, recorriendo unos 160 kilómetros diarios.

Los números no mienten
Para la comparativa se han empleado los diferentes modelos que Tesla tiene en el mercado —menos el Cybertruck— frente al Toyota Camry, uno de los modelos de la firma japonesa más vendidos en Estados Unidos. Una berlina híbrida de 4,8 metros de largo que ya no se comercializa en España.
El Tesla Model S, berlina eléctrica de gama media, cuesta 136,36 dólares (119,73 euros) en electricidad al mes. El mismo trayecto en un Toyota Camry asciende a 371 dólares (325,78 euros), lo que supone una diferencia de 235 dólares (206,40 euros) mensuales.
Por su parte, en el Model 3, el modelo de acceso de la firma de Elon Musk, aún resulta más económico: 124,49 dólares (109,32 euros) al mes en electricidad, generando un ahorro de 247 dólares (217 euros) frente al Camry.

La electricidad, clara vencedora
Para quienes prefieren las carrocerías SUV, el Tesla Model X requiere 161,62 dólares (141,93 euros) mensuales para las recargas, mientras que el Camry sigue anclado en los 371 dólares (325,78 euros). La diferencia asciende hasta los 209 dólares (183,55 euros).
El Model Y, el otro SUV eléctrico de Tesla, se iguala en coste al Model S, o sea, 136,36 dólares (119,73 euros) mensuales, con un ahorro también de 235 dólares (206,40 euros).
Más allá del tipo de vehículo, la tendencia es clara: los modelos eléctricos de Tesla permiten un ahorro mensual significativo frente al clásico sedán de gasolina. En un contexto de precios volátiles en el combustible, esta diferencia podría inclinar la balanza para muchos conductores a la hora de elegir su próximo coche.

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