15 coches de cine: del 2CV de sor Citroën al Aston Martin de James Bond

A lo largo de la historia no han faltado automóviles con protagonismo destacado en películas inolvidables.

Coches de cine
¿Hay algún coche de cine más mítico que el DeLorean de Doc y Marty?

A lo largo de la historia ha habido películas en las que el actor o actriz principal ha tenido que compartir protagonismo con el coche que usaba. De hecho, a veces incluso el automóvil ha sido el centro de la historia dejando en un segundo plano a los actores. Y es que hay coches de cine que no necesitan presentación, pero pese a haberlos visto en innumerables ocasiones en la gran pantalla, ¿sabríamos identificarlos?

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ASTON MARTIN DB 5. SAGA 007

El agente secreto más famoso contó siempre con lo último en tecnología para perseguir a quienes querían acabar contra Su Majestad la Reina de Inglaterra y destruir el mundo. Solo los coches que ha conducido han hecho sombra a las mujeres que coprotagonizaban sus películas y, de entre todos, el más destacado fue el Aston Martin DB 5 que utilizó en ‘Goldfinger’, ‘Operación Trueno’, ‘GoldenEye’, ‘El mañana nunca muere’, ‘Casino Royale’ y ‘Skyfall’. Contaba con todo tipo de gadgets para atrapar a los malos, pero si a nosotros nos gustó fue por su motor de cuatro litros de seis cilindros en línea unido a una caja de cambios de cuatro velocidades que rendía 282 CV, con una velocidad máxima de 230 km/h. Era la elegancia hecha coche, un esmoquin en sí mismo.

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CADILLAC MILLER-METEOR. CAZAFANTASMAS

Cuando cuatro personas se organizan a nivel particular para cazar ectoplasmas y situan la sede de su empresa en una antigua estación de bomberos, no pueden moverse por Nueva York en un automóvil convencional, necesitan uno especial. Así, los Cazafantasmas se decantaron por una ambulancia Cadillac Miller-Meteor de 1959. Es uno de los grandes representantes de los coches americanos de grandes dimensiones que, al ser una ambulancia, era más grande aún de lo que cabría imaginar. Este modelo montaba un motor V8 de 325 CV y cambio automático de tres velocidades.

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FORD MUSTANG. BULLIT

Steve McQueen en estado puro. Cuenta con una de las escenas de persecución de automóviles más aplaudidas de la historia cuando un Ford Mustang persigue a un Dodge Charger R/T por las calles de San Francisco.

El bueno de Steve, muy aficionado al mundo del motor y las ruedas, no consiguió mantener a su testigo protegido lejos del Sindicato del Crimen de Chicago aunque contó con un Ford Mustang Fastback de 1967 para perseguirlos. El modelo contaba con un propulsor V8 6.3 de 320 CV asociado a una caja de cambios automática de tres velocidades. Pese al buen manejo de McQueen con el volante, para las escenas de riesgo llamó a su amigo Hill Hickman, piloto de escenas de riesgo. Si no, fíjense en la posición de los retrovisores del coche durante las persecuciones, estaban hacia abajo, para que no se viera la cara del conductor real mediante algún reflejo desde atrás.

Otro de los detalles a tener en cuenta en la ausencia del tradicional logo Mustang en el frontal y la trasera. El motivo es la negativa de Ford Motor Company a apoyar la película tanto con vehículos como económicamente. Steve, que era productor del largometraje, tenía decidido qué coche emplearían, pero no quería darle más publicidad a la marca, así que quitó los distintivos de fabricante y modelo.

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MINI. ITALIAN JOB

Tanto la original de 1969 como el remake de 2004 muestran cómo se pueden utilizar Minis, unos pequeños utilitarios, para conseguir uno de los mayores robos de la historia. El primero se centra en la ciudad de Turín, Italia, y el remake en Los Angeles. En ambos casos el escaso maletero es más que suficiente para llenarlo de lingotes de oro. El Mini Morris que coprotagonizaba la película original contaba con un motor de un litro y 40 CV, que le daba para conseguir una velocidad máxima de 140 km/h. Puede parecer pequeño en su conjunto, pero es más que suficiente para escapar de la mafia y la policía, tanto por las calles de Turín como por sus cañerías y las carreteras transalpinas y suizas.

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VOLKSWAGEN BEETLE. HERBIE

Aquí el protagonista de la historia es un Volkswagen Beetle con sentimientos y capaz de cambiar algunos de los elementos de su frontal como si de una cara se tratase, y eso que son metálicos y rígidos. El personaje había participado antes en varias películas y series de Disney hasta que los estudios se decidieran a darle la suya propia.

Fue quizás el primero de los vehículos autónomos de la historia y contaba con inteligencia artificial, incluso llegaba a enamorarse. Dio para varias secuelas y un remake, y recogía todas las connotaciones del movimiento ‘Flower Power’ de las que gozó el escarabajo en la década de los sesenta. Contaba con un motor de 1,2 litros y 30 CV, mucho más que suficiente para ganar carreras contra vehículos deportivos de la época, como bien se demostraba en las películas.

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DELOREAN DMC-12. REGRESO AL FUTURO

Suerte que los creadores de la saga ‘Regreso al Futuro’ cambiaron de idea en el último momento. En los planes iniciales de la película se pensó que Marty McFly se pasearía por la historia habida y por haber a lomos de un frigorífico, pero finalmente se decidieron por un DeLorean DMC-12, dando lugar así a uno de los modelos más reconocibles del panorama cinematográfico. Eso sí, pese al éxito de la saga, la marca y el modelo no tuvieron mucha suerte. El DMC-12 se fabricó en los años 1981 y 1982, cuando cesó su producción porque la compañía entró en quiebra tras la detención por tráfico de drogas de John DeLorean, propietario de la firma. Después demostró que las acusaciones eran falsas, pero ya era demasiado tarde para salvar al DeLorean.

Diseñado por el prestigioso Giugiaro, el coche cuenta con un motor PRV de seis cilindros en V con una cilindrada de 2,8 litros, que rendía unos 130 CV y podía estar unido a una caja de cambios manual de tres velocidades o a una automática de cinco. Se construyeron un total de 8.500 unidades, de las que más de la mitad se siguen viendo hoy en día por las carreteras de Estados Unidos.

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FORD MUSTANG FASTABACK ’67. 60 SEGUNDOS

Eleanor, como así se denominaba a este Ford Mustang Fastback en la película del año 2000 protagonizada por Nicolas Cage y Angelina Jolie, es uno de los modelos más engañosos del celuloide. Es aclamado por los aficionados al motor pero lo cierto es que nunca se comercializó como tal. Eleanor es en realidad una creación de la compañía Unique Performance en colaboración con Chip Foose, que sobre la base de un Mustang Fastback del 67 acoplaron el acabado Shelby GT 500 así como una importante parafernalia para que tuviera una imagen más agresiva. Es decir, ni Ford ni Shelby Carroll comercializaron nunca un coche con semejante estética. El motivo era que se habían creado muy pocas unidades del Shelby GT500 en su momento, resultaban caros de conseguir y no querían destrozarlos en un rodaje donde el coche iba a sufrir. Así que prefirieron ponerle un kit de carrocería que le diera un aspecto similar a los originales.

Eso sí, una vez la película se estrenó y el modelo tuvo tanta aceptación, Unique Performance creó una serie limitada de Eleanor para quienes estuvieran dispuestos a rascarse bien el bolsillo. Como en el caso de Bullit, el motor original era un V8 de 6,3 litros y 320 CV, aunque UP elevó su potencia más allá de los 500 CV.

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FORD DELUXE. GREASE

Grease fue una película estrenada en el año 1978 que cumplía con todos los estereotipos estadounidenses pero que conseguía que te gustara gracias a la historia de amor de sus dos protagonistas antagónicos. Como elemento secundario, aunque de vital importancia para la acción de la película, encontramos un Ford Deluxe del 48 que muestra las relaciones entre los protagonistas, ayuda vencer a los ‘malotes’ gracias a una carrera en el canal de Los Angeles, pese a las malas artes y a los destrozos que recibe, y vuelve a ser reparado para convertirse en la moderna carroza de final de cuento con la que se despiden Travolta y Newton-John, esta vez con unos cambios que le hacen irreconocible. Contaba con un motor V8 de 3,9 litros y 100 CV de potencia.

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CHECKER CAB. TAXI DRIVER

El taxi tenía un papel secundario, pero se situaba como el escenario principal de un gran número de escenas de una película que costó mucho comenzar a rodar, tuvo bajo presupuesto pese a su importante elenco de actores y dirección, y que, solo con el tiempo y la crítica, llego a encumbrarse como uno de los mejores largometrajes de la historia del cine.

El modelo en sí era un Checker Cab perteneciente a la compañía Checker, que durante varias décadas fue la encargada de fabricar los taxis de varias ciudades de Estados Unidos. Montaba un motor de seis cilindros, 4,1 litros y 91 CV. La compañía continuó produciendo taxis hasta 1982, cuando abandonó esta rama de su negocio. Aún así mantuvo una pequeña producción de piezas y recambios, ligada a General Motors, hasta 2009 cuando se declaró en quiebra.

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DODGE CHARGER. FAST AND FURIOUS

Son muchos y de muy diferente pelaje los vehículos que aparecen en la saga Fast and Furious, sin embargo destaca sobre los demás el Dodge Charger que Toretto mantenía en el garaje de su casa sin terminar de reparar y que había pertenecido a su padre, quien le había introducido en el mundo de las carreras ilegales.

En origen, este Dodge Charger de 1970, que podía montar una amplia gama de motorizaciones, contaba con un V8 de 6,3 litros y 340 CV como tope de gama. Sin embargo, en la película, Toretto dice que desarrolla más de 900 CV, no en vano las tomas de aire sobresalen por encima del capó y asegura que tiene el récord de velocidad en el cuarto de milla, puesto que realiza esos 402 metros en solo 9 segundos.

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PARAGON PANTHER. CHITTY CHITTY BANG BANG

Es la adaptación al cine del cine del libro de aventuras del mismo nombre de Ian Fleming, creador, entre otros, del personaje del Agente 007. En esta ocasión es una película infantil en la que un loco inventor consigue fabricar un coche que le permite viajar a mundos imaginarios volando por el aire y flotando sobre el mar. El modelo elegido es un Paragon Panther de 1920, un vehículo de competición que tras pasar por las manos del protagonista puede transportarle, junto a su enamorada, su padre y sus hijos, a tierras de piratas y castillos.

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FORD THUNDERBIRD. THELMA & LOUISE

Road movie en la que dos mujeres muy distintas aunque de vida igualmente anodina deciden hacer un viaje juntas para dejar de lado, aunque fuera durante unos días, sus tristes vidas. Sin embargo, no todo sale según lo planeado. El vehículo que les llevará por las carreteras de la Estados Unidos profunda e incluso a huir de la policía es un Ford Thunderbird del 66. Es un descapotable con techo de lona propulsado por un motor V8 de 6,4 litros y 315 CV.

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PLYMOUTH FURY. CHRISTINE

Un vehículo cualquiera fabricado en Detroit, la ciudad que acoge la sede de las tres grandes firmas de automóviles de Estados Unidos, resulta tener algo especial en su interior. Cuando Arnnie lo encuentra medio derruido no duda en comprarlo y repararlo, pero pronto resulta poseído por el coche y ambos se dedican a causar el terror por la ciudad.

El Plymouth Fury del 58 tenía un motor V8 de 290 CV. Una de las curiosidades de este modelo es que pertenece a una de las últimas series de esta versión del Fury y durante la grabación se destrozaron más de una decena de coches, lo que terminó por enfadar a los coleccionistas.

VOLVO 850. AIRBAG

Porque el ‘conceto’ es el ‘conceto’. Una de las películas sorpresa de nuestro país y de cómo el boca-oído puede funcionar. Se trataba de un film de contenido presupuesto que mostraba cómo unos amigos que participaban en una despedida de soltero se desmadraban un poco de más y se entrometían en la entrega de un cargamento de droga, tras el infortunio de haber perdido el anillo de compromiso del novio en un lugar un poco comprometido.

El modelo que se convertía en protagonista de algunas de las escenas, de las persecuciones y de alguno de los momentos más hilarantes era un Volvo 850, que contaba con un motor de 2,3 litros y 228 CV.

Lo que mucha gente no sabe es que al término de la película, el coche se devolvió al concesionario de la zona norte de Madrid dónde se había recogido. Aquí se limpió, se reparó (tenía incluso agujeros de bala en la chapa) y se vendió como vehículo de segunda mano a un particular. El coche estuvo funcionando como vehículo anónimo durante mucho tiempo.

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CITROËN 2 CV. SOR CITROËN

Con la Iglesia hemos topado. Una de las películas habituales de Cine de Barrio (pero que no te cansas de ver) mezcla religión y automoción. Es el caso de una monja interpretada por Gracita Morales, todo amor y todo ternura, que no sabe conducir, le cuesta mil y un disgustos aprobar el carné y que, una vez lo tiene en el bolsillo, se dedica a sembrar el caos en el Madrid de los años 60 con un Citroën 2 CV. Sin embargo, su bondad te hace quererla aunque ninguno quisiéramos encontrárnosla en la carretera. Pese a lo que su nombre indica, el coche contaba con un motor de 425 cc. que rendía 13,5 CV.

No hay que olvidar que pese al tipo de película que era, la censura también actuó y recortó una escena en la que las hermanas cenaban sopa mientras una les leía el código de circulación, en lugar de las sagradas escrituras, como se hacía en aquella época.

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