Las versiones más potentes de los modelos se hacen esperar un poco tras el anuncio de cada nueva generación, y en el caso de la segunda venida del Q5 han bastado poco más de dos meses para conocer la que será la variante tope de su gama: el Audi SQ5.
El modelo cuenta con los aditivos estéticos habituales en los ‘S’ de la marca: parrilla con marco negro cruzada por listones de aluminio, carcasas de los retrovisores en el mismo material, kit de carrocería específico, alerón y llantas de 20 pulgadas (opcionales de 21).
Lo mismo ocurre en el interior, donde el negro es el protagonista. Los asientos son de tapicería mixta de cuero, y las costuras de contraste rojas están presentes en ellos, en los paneles de las puertas y en el volante, cuyo radio inferior es de aluminio. Todos los insertos tienen un acabado de fibra de carbono.
Bajo el capó cuenta con un motor 3.0 TFSI de 354 CV y 500 Nm de par, asociado a una caja de cambios automática de ocho relaciones y con tracción integral quattro de serie. El resultado es una aceleración de 0 a 100 km/h en 5,1 segundos.
A nivel dinámico, cuenta con un peso 35 kilos más ligero que su predecesor, con una suspensión reconfigurada (neumática de manera opcional), con un sistema de dirección activa y, a modo de extra, un diferencial deportivo.
El Audi SQ5 llegará al mercado a mediados de 2017.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.