Bad Bunny une sus pasiones en su último videoclip: los coches y la música

Bad Bunny lo ha vuelto a hacer. Aunque parecía que el actual rey del género urbano por excelencia había dejado un poco de lado la industria musical, ha regresado con un nuevo tema en solitario. El último, Where she goes, tuvo buena acogida entre sus seguidores, ya que se rumoreaba que iba dedicado a su actual pareja, Kendall Jenner. Además, en el videoclip destacaba un elemento fundamental: un coche tuneado.

Ahora, Bad Bunny ha sorprendido a sus seguidores con un nuevo sencillo, Un Preview, que ha recibido ciertas críticas en redes sociales. ¿La razón? Según los usuarios, el puertorriqueño se ha quedado estancado en el mismo sonido de siempre.

A pesar de ello, el videoclip ha llamado mucho la atención, ya que, de nuevo, un coche vuelve a ser protagonista. Además, es el mismo que aparece en el videoclip de Where she goes. Se trata nada más y nada menos que de un Rolls-Royce Silver Shadow modificado.

La importancia de los coches para Bad Bunny

Es innegable que el ‘Conejo malo’ ha demostrado en varias ocasiones el afán que tiene por los coches de alta gama. En este caso, el Rolls-Royce parece haberse convertido en uno de sus favoritos, ya que sacarlo en dos ocasiones debe tener un significado que quizás se desvele en un futuro. Y no resulta nada raro, puesto que se trata de un modelo producido a finales de los años sesenta y adaptado expresamente para él por la empresa Wires Only.

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De este Silver Shadow destacan varios elementos, como la ausencia del techo y la instalación de unas barras antivuelco, los impresionantes neumáticos que dan un aspecto de todoterreno o la pequeña escultura más emblemática de los Rolls-Royce, el Espíritu del Éxtasis, que lleva incorporado un pasamontañas negro con ojos en color rojo.

Sin embargo, este Rolls-Royce no ha sido el único protagonista a lo largo de la carrera musical de Bad Bunny. En su videoclip Ojitos lindos, la gran estrella es su Bugatti Chiron, un supercoche valorado en 3,2 millones de euros.