Puede que los todocaminos dominen la tierra en 2017, pero todavía hay adalides de los todoterrenos de toda la vida, fuertes y robustos que, eso sí, han aprovechado el paso del tiempo para modernizarse y ofrecer unos niveles tecnología y confort que antiguamente no estaban a su alcance. Entre ellos hay uno que destaca sobre el resto, el Mercedes Clase G. En producción desde el año 1979, acaba de conseguir un nuevo hito: fabricar su unidad 300.000.
Pintado en un llamativo azul metalizado, acaba de salir de la planta de Magna Steyr, donde lleva produciéndose 40 años desde que se montara el primer W460. Haciendo cuentas, el promedio ronda las 7.900 unidades anuales, pero la progresión no ha sido lineal: en 2016 superó su récord de producción, sacando de fábrica casi 20.000 unidades.
Eso demuestra que por el Clase G no pasan los años y que su popularidad no baja, a pesar de que no se trata de un vehículo barato: las versiones más básicas arrancan en los 80.000 euros, cantidad que puede superar el cuarto de millón de euros en caso de que alguien se decante por el AMG G65.
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