No lo veremos en vivo hasta el Salón de Detroit que se celebrará a mediados del mes de enero, pero MINI ya he presentado un modelo que supone un hito en si historia: el MINI JCW de la tercera generación del compacto es el coche más potente fabricado por la marca.
¿Y por qué? Porque bajo el capó cuenta con motor de gasolina tetracilíndrico 2.0 turbo que desarrolla 231 CV de potencia y un par máximo de 320 Nm a partir de las 1.250 rpm. El bloque se combina de serie con una caja de cambios manual de seis relaciones y de manera optativa con una automática con el número de marchas. En el primer caso acelera de 0 a 100 en 6,3 segundos y en el segundo lo hace dos décimas más rápido, marcando ambos una velocidad punta idéntica de 246 km/h.
No todo es potencia. MINI ha trabajado en el chasis, que recibe modificaciones, ha instalado un sistema de frenos Brembo, la suspensión es más dura que en el modelo normal, cuenta con control de estabilidad dinámico, de tracción y del bloqueo del diferencial.
En el apartado visual nos encontramos con lo que esperábamos en un JCW: paragolpes y faldones específicos, llantas de 17 pulgadas y opcionalmente de 18, parrilla con el logo del modelo, un alerón trasero y una salida de escape doble central.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.