Cuestión de sinergias. El nuevo Twingo, que llegará a España el 3 de noviembre (desde 11.700 euros), es el primer fruto del acuerdo entre Renault y Mercedes para desarrollar juntos sus coches pequeños. La alianza ha obligado al urbanita francés a reinventarse y desplazar el motor atrás, bajo el maletero, para compartir chasis con el nuevo Smart Forfour de cuatro plazas. Así, uno y otro son el mismo coche vestido con trajes diferentes y comparten la mayoría de sus componentes, incluida la fábrica de Novo Mesto (Eslovenia), para reducir costes y ganar competitividad.
Estos dos modelos reflejan la dificultad de las marcas para rentabilizar sus modelos de ciudad, que tienen costes de producción similares a los utilitarios, sus hermanos mayores, pero se venden más baratos para poder competir. Y como no son tan polivalentes, tienen una aceptación inferior que se traduce en tiradas más bajas y peores economías de escala.
El Twingo es el heredero del modelo que salió en 1993, un monovolumen de bolsillo que revolucionó la categoría por su amplitud, aunque tuvo un éxito limitado, sobre todo en España: 70.000 unidades desde entonces. La tercera entrega que llega ahora mide 3,59 metros de largo, 10 centímetros menos que la anterior, pero parece un coche superior, tanto en empaque como en calidad de conjunto. Estéticamente destaca por sus formas sólidas y redondeadas, con un frontal corto y abombado que integra bien la parrilla de Renault. Y tanto la altura como el lateral y la anchura de la zaga refuerzan su imagen y le hacen parecer más coche que otros modelos de su tamaño.
La novedad más llamativa del Twingo es la posición del motor atrás, que ayuda a mejorar la habitabilidad. Por lo demás, el diseño interior es simple, pero moderno y colorista en los adornos, y se puede personalizar con multitud de detalles decorativos por dentro y por fuera.
La gama incluirá dos minimotores de gasolina muy eficientes y precios superiores a sus rivales: 1.0 de 70 CV (desde 11.700 euros, 4,2 litros y 95 g/km) y 0.9 TCE (turbo) de 90 CV (13.500 euros, 4.3 litros y 99 g/km), ambos con cinco marchas y Start&stop. Tienen tres cilindros, pero no se nota porque muestran un tacto refinado que junto al aislamiento interior y una rodadura consistente permiten al Twingo transmitir la calidad de conducción y el aplomo de un coche mayor.
Un reparto del espacio
con ventajas
La posición del motor sobre el eje trasero permite reducir el tamaño del frontal y aumentar la longitud del habitáculo. Pero al contrario que en los utilitarios de los años 60 —Seat 600 o Renault Dauphine— en lugar de habilitar un segundo maletero delante, Renault aprovecha ese espacio para situar accesorios como la climatización y las protecciones en caso de accidente. El resultado es un interior más largo y con más espacio para las piernas atrás, aunque limitado a cuatro plazas. El maletero en cambio (188 litros), tiene la base más elevada para dejar sitio a la mecánica y es inferior al de otros rivales. Pero como los asientos traseros se pueden plegar por partes y también el respaldo del copiloto, permite cargar bultos de hasta 2,3 metros de largo. Y dispone de 52 litros de huecos para objetos en el interior: guantera, repisas, cofres, posavasos… Otra ventaja de sacar el motor de delante es que permite aumentar el ángulo de giro de las ruedas delanteras desde 30 hasta 45 grados, lo que supone poder hacer un giro completo en 8,6 metros de anchura, un récord que mejora la maniobrabilidad en calles estrechas y al aparcar.
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