Los coches tienen que entrar por los ojos, porque el diseño se ha convertido en uno de los principales motivos de compra de un automóvil. Pero, a menudo, la estética entra en conflicto con la habitabilidad. A igualdad de tamaño, los monovolúmenes son los modelos más amplios, pero también los menos agraciados. Por eso los todoterrenos les están ganando la batalla comercial: ofrecen una capacidad muy similar con diseños más sugerentes.
Para ampliar el abanico de elección de las familias que necesiten más espacio, VW, que cuenta ya con el Golf y su derivado Touran (monovolumen), propone ahora una tercera vía, el Sportsvan, que se sitúa a medio camino entre uno y otro. Para algunos encontrará la virtud del término medio, mientras que otros podrán decir que no alcanza las virtudes de ninguno de los otros modelos. Estará disponible a final de junio a partir de 21.020 euros.
Su planteamiento es similar al que aplica Mercedes en su Clase B y BMW en su próximo Active Tourer, que llegará tras el verano. Y los tres tratan de huir del temido aspecto de furgoneta. Por imagen y conducción, el Sportsvan está más cerca de un Golf que del Touran, y consigue ofrecer más espacio y maletero sin alterar demasiado la arquitectura original. Y así, cumple mejor como coche único familiar. Mide 4,34 metros de largo, ocho centímetros más que el Golf, e incluye cinco plazas desahogadas y una zona de carga que puede variar entre 500 y 590 litros (380 el Golf) según se coloque la fila trasera, que es corredera.
Al volante mantiene el tacto suave y preciso del Golf, y permite incluso un manejo deportivo, con menor balanceo de carrocería que el monovolumen Touran. Su altura inferior reduce el centro de gravedad (es 5,6 centímetros más bajo), que es uno de los pilares del dinamismo, y favorece asimismo el consumo, por la mejor aerodinámica. Su estampa hace que también le afecten menos las ráfagas de viento lateral.
La paleta mecánica contempla dos motores TDi turbodiésel, 1.6 de 110 CV (23.940 euros y 3,9 litros de gasto medio) y 2.0 de 150 CV (26.830 euros y 4,3 litros). Y también tres TSi (gasolina con turbo): 1.2 de 110 CV (21.020 y 5,1), y dos 1.4 TSi, con 125 (24.270 y 5,4) y 150 CV (29.290 euros y 5,5 litros). Todos vienen de serie con cambio manual de seis marchas y pueden montar como opción el automático DSG.
Entre turismo y monovolumen
Al igual que la carrocería está a caballo entre la de un Golf y un Touran, con el interior sucede lo mismo. La mayor altura frente al superventas de VW (12 centímetros) facilita el acceso, porque apenas hay que agacharse para entrar, y simplifica también ciertas operaciones, como la de colocar a los niños en sus sillas. La superficie acristalada es mayor, beneficiando tanto la visibilidad del conductor como la luminosidad del habitáculo, y las butacas van colocadas un poco más altas, aunque no tanto como en el Touran.
La configuración de asientos, en cambio, es igual que en el Golf, con cinco plazas en dos filas. Y no puede incluir las siete del Touran. Sin embargo, recoge varios detalles prácticos que refuerzan la funcionalidad y lo acercan a su hermano monovolumen: la fila trasera es corredera, y permite adelantarla para ampliar el maletero de 500 a 590 litros, y los respaldos se pueden reclinar para mejorar el confort en los viajes. Además, hay más huecos para objetos y otros detalles como las mesas plegables tipo avión.
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