La reina que condujo sin carné más de 70 años

Isabel II nunca tuvo carné de conducir a pesar de su afición pública por los automóviles y por conducirlos.

reina isabel conduciendo
La Reina es amante de los coches desde joven. Aquí, a los mandos de un Vauxhall (Opel) Cresta. Eso sí, sin carné de conducir.

Conducir sin carné está tipificado como delito contra la seguridad vial, pero no en el caso de la Isabel II. La reina de Inglaterra nunca tuvo permiso de conducir ni lo necesitó, a pesar de su reconocida afición por los vehículos y de disponer de una buena colección.

Y es que, aunque en diversas ocasiones se la ha visto al volante de sus vehículos, es la única persona del Reino Unido que podía circular sin licencia.

Ni siquiera su marido, el duque de Edimburgo, se podía librar de este trámite, aunque estuvo en el punto de mira de los medios de comunicación tras el accidente que sufrió en 2019 con 97 años.

Mecánica en la II Guerra Mundial

Era ya conocido que Isabel II sirvió durante la mayor contienda mundial en el Servicio Territorial Auxiliar de mujeres y allí precisamente, con 18 años, se formó como conductora y como mecánica.

Condujo todo tipo de vehículos, incluso camiones y ambulancias, reparaba pequeñas averías o realizaba tareas de mantenimiento, incluidas cambios de neumáticos.

¿Por qué no necesitaba carné la reina Isabel II?

Tras el fallecimiento de Isabel II, muchos se preguntan por qué no tenía un permiso oficial para ponerse al volante. No necesitaba carné de conducir y tampoco pasaporte porque estos documentos son emitidos oficialmente por ella misma. Esta circunstancia responde a la llamada ‘prerrogativa real’, que contempla los derechos y deberes que solo corresponden a la reina.

Entre otros muchos privilegios, puede conducir sin carné e incluso sin matrícula en su coche oficial. Esto último también sucede en el coche oficial de la Casa Real española, que suele lucir una matrícula azul con la corona impresa en el centro.

Coches Reina Isabel II
La Reina Isabel siempre fue muy fan de las marcas inglesas de automóviles.

Y es que, aunque todas las licencias de conducción se emiten en su nombre, paradójicamente ella no tuvo nunca la necesidad de hacer ni superar el examen de conducir para conseguir esa licencia.

Por eso, tampoco podía ser detenida y mucho menos multada si hubiera cometido alguna infracción. Teóricamente, al no tener carné de conducir, disponía de total inmunidad para infringir cualquier ley de tráfico, incluida la relativa a los límites de velocidad.

Ningún otro miembro de la familia real disfruta del privilegio. Esta exención pasará a su hijo, el ahora rey Carlos III, que ya había obtenido el carné de conducir. Sin embargo, ya no necesitará someterse a ningún examen para renovarlo.

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