Adivinar el futuro siempre ha sido una tarea muy complicada. Cineastas y escritores han intentado imaginar cómo sería el mundo en los próximos años y casi nunca han acertado. Imaginaron naves domésticas, aeropatines y robots de todos los tipos y tamaños, pero nadie fue capaz de incluir en sus películas algo como Internet.
Los coches por ejemplo, ese elemento tan cotidiano en nuestra vida real, han avanzado una barbaridad, incluyendo elementos que hace unas décadas nos parecerían de ciencia ficción, pero ningún modelo se parece ni por asomo a lo que los cineastas predijeron en sus películas.
Salvo excepciones eslovacas que aún están por ver y que en ningún caso serán accesibles al bolsillo del común de los mortales, los coches no vuelan. Y sí, hay coches que se conducen solos, pero aún están en pruebas y su legislación es un misterio. Nada que ver con el escenario que algunas películas preveían para esta misma década. Repasamos cuatro de las principales apuestas futuristas para ver en qué se han quedado o cómo pueden acabar.
REGRESO AL FUTURO
El caso más conocido es el de MartyMcFly y su famoso DeLórean, que debería estar surcando los cielos desde el mismísimo año pasado. Y no porque ese coche tuviese nada de especial, sino porque en el futuro que predijo Robert Zemeckis todos lo hacían. Y aún más, funcionaban con residuos como una cáscara de plátano y una lata de cerveza.
En lugar de eso, aún tenemos carreteras llenas de baches y seguimos consumiendo gasolina. El precio del barril de petróleo es bajo, cierto, pero sigue siendo mucho más caro que una lata vacía de cerveza.
BLADE RUNNER
Para llegar al mundo que imaginó Ridley Scott en 1982 aún estamos a tiempo, pero hay que darse prisa. El cineasta imaginó un mundo con coches voladores que se impulsaban con propulsión a chorro y sólo podían ser utilizados por la policía y gente con muchos posibles. Todo ello iba a suceder en 2019.
Y ojo que a lo mejor pasa. No es del todo utópico que existan coches voladores dentro de tres años. Lo que ya resulta más extraño es que a ellos tenga acceso la policía, al menos la española. Mucho tendrían que cuadrarle las cuentas al nuevo Gobierno…
MINORITY REPORT
En la peli que protagoniza Tom Cruise los coches ni volaban ni rodaban, levitaban. Los coches, completamente autónomos, se mueven por autovías verticales y horizontales construidas para ellos. Eso es algo que debería estar pasando dentro de 38 años. Y en una de las premisas vamos con bastante adelanto. Los coches autónomos ya son capaces de rodar desde Vigo a Madrid sin necesitar nada de los humanos.
Otra cosa es que leviten y, sobre todo, que haya dinero para construir una red de autopistas horizontales y verticales.
DESAFÍO TOTAL
La cinta imaginaba un futuro donde los taxis conducían solos, aunque incluían un busto parlante para que los pasajeros se sintiesen acompañados. Teniendo en cuenta los avances en el terreno de la conducción autónoma y que la película se ambientaba en 2084, no parece del todo irreal que pueda existir algo similar.
Más complicado será que los taxis sigan existiendo, al menos tal como los conocemos hoy en día. Tendrán que sobrevivir a Uber y a las diferentes mutaciones de las apps colaborativas; y si se mantienen los bustos parlantes, ser muy buenos dando conversación. Pero eso no lo sabremos hasta dentro de casi 70 años…
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