Las siglas JWC, por John Cooper Works, llevan identificando a los Mini más rápidos desde el comienzo de la marca, pero los dos últimos modelos que las lucen lo hacen con todavía más motivo: los Mini JCW Countryman y Mini JCW Clubman son los coches más potentes que jamás ha fabricado la firma.
El responsable de ello es un motor 2.0 turbo tetracilíndrico que desarrolla 306 CV y 450 Nm de par máximo. Es el mismo que monta el BMW X2 M35i y que más adelante también emplearán los JCW de otras carrocerías.
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Este bloque se asocia a una caja de cambios automática de 8 velocidades y a la tracción integral ALL4. Ambos coches funcionan por defecto como tracción delantera (cuentan con diferencial autoblocante mecánico), pero el sistema manda fuerza al eje trasero si se pierde adherencia.
Dicha potencia sirve para que el Clubman sea capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 4,9 segundos, mientras que el Countryman necesita dos décimas más. La velocidad de ambos está limitada a 250 km/h de manera electrónica.
Entre otras mejoras, destaca la suspensión deportiva con tarado más firme, que opcionalmente puede ser reemplazada por una adaptativa. También cuentan con llantas de 18 pulgadas y frenos de alto rendimiento con discos de 360 mm en las ruedas delanteras y de 330 en las traseras, ambos mordidos por pinzas de cuatro pistones.
Su imagen resulta bastante familiar, con la mayor parte de las últimas actualizaciones de ambos modelos. Añaden además elementos específicos de los JCW, que potencian su agresividad, como el paragolpes delantero con entradas de aire de mayor tamaño, el color rojo como elemento de contraste en el techo, los retrovisores y las franjas de los laterales, las dos salidas de escape traseras, etc.
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