Los salones del automóvil son fechas clave para el sector, guían el calendario de novedades y son los momentos elegidos por las marcas para presentar al mundo sus próximos lanzamientos. Las novedades suelen centrar la mayor parte de la atención, pero no son las únicas: en cada salón también se muestran modelos conceptuales, prototipos que adelantan lo que está por venir, muchas veces en un larguísimo plazo.
Los diseñadores, liberados de las ataduras que supone un modelo de producción (costes, practicidad, materiales, tecnología…) pueden dar rienda suelta a su imaginación y crear auténticas obras maestras que maravillan a todos los visitantes.
Sus propósitos son muy distintos y han variado con el paso de los años. Aunque su principio fundamental es el de servir como paso previo y adelanto de lo que será el modelo de producción, también se utilizan, por ejemplo, para tantear la respuesta del público ante la entrada de una marca en un segmento que no es el suyo, a modo de escaparate tecnológico de lo que está por venir o para anunciar la tendencia de la compañía en el desarrollo estético, sin que las propuestas necesariamente tengan que traducirse en un modelo concreto.
En ocasiones, los concepts acaban transformándose en coches de serie que respetan de manera fidedigna el diseño original, pero en muchas otras lo convierten en algo que deja mucho que desear o, directamente, nunca llegan a ver la luz como tales. A continuación, una lista de algunos de los prototipos que, tras maravillarnos, después no cumplieron las expectativas.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.