Después de tres años en el mercado, Hyundai ha decidido poner al día la segunda generación de su urbanita, el Hyundai i10, que se presentará de manera oficial a finales de septiembre en el Salón del Automóvil de París.
Se trata de una actualización ligera, que añade pequeños detalles estéticos y que centra todas sus novedades en el interior.
Cambia de cara gracias a una parrilla de mayor tamaño, que se alarga ocupando gran parte del paragolpes inferior y que, según la propia marca, “tiene forma de cascada y se convertirá en la nueva identidad de la familia Hyundai en el futuro”. Además, añade dos luces diurnas LED en forma de círculo en los laterales. Las llantas, de 14 pulgadas, pueden ser de acero o aleación, e incorporan nuevos diseños. También hay modificaciones en la zaga, como los nuevos grupos ópticos o la banda de plástico negro del paragolpes, que acoge las luces antiniebla circulares.
En el habitáculo, una nueva combinación en rojo se une a los colores disponibles (naranja, azul, beis), aunque lo más importante es la inclusión de serie de una consola central con pantalla táctil de siete pulgadas compatible con Android Auto y Apple Car Play. Da soporte a un navegador que, de regalo, está suscrito durante siete años a las actualizaciones del sistema LIVE, que ofrece información sobre el tráfico en tiempo real, el tiempo, etc.
Y completan el apartado tecnológico dos sistemas, el de advertencia de colisión frontal (FCWS) y el de alerta de cambio de carril (LDWS).
En cuanto a su oferta mecánica, estará disponible con dos motores gasolina, el 1.0 MPi (del que hay una variante más eficiente denominada BlueDrive) y el 1.2 MPi. Ambos se pueden asociar a un cambio manual de cinco velocidades, y el 1.2 también a uno automático de cuatro marchas.
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