El ejemplo de Citroën y su línea DS no pasa desapercibido para el resto de fabricantes de automóviles. Ha demostrado que una marca generalista puede arañar algo del mercado premium con una división especializada, y eso es precisamente lo que quiere hacer Ford con el acabado Vignale.
Entendido como el nivel superior de la gama, sus clientes tendrán un trato personalizado, con tiendas especializadas, entregas a domicilio y un largo etc de extras. Primero presentaron este acabado en el Ford Mondeo, que llegará al mercado en 2015, y el siguiente en adoptarlo es el S-Max.
Ambos modelos comparten elementos que van claramente orientados a conferirle un aspecto diferenciador y premium: cromados en la carrocería y el interior, llantas de grandes dimensiones, pinturas de carrocería exclusivas (en este caso ‘Milano Grigio’) y elementos específicos como la parrilla o las llantas.
Ese toque distinguido también se aprecia en el habitáculo, donde todas las superficies han sido tapizadas en piel, se sustituyen los cuadros de instrumentos comunes por uno totalmente digital y la pantalla de la consola central es de mayor tamaño y controla más funciones. También cuenta con tecnología avanzada como el sistema de comunicación entre vehículos car-to-car.
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