Es el último crossover o coche de fusión, y reinterpreta la línea y el ADN de los monovolúmenes para recuperar su atractivo. El nuevo Renault Espace propone un diseño vanguardista que rompe con la imagen pesada de estos coches. Prima la eficiencia con motores más pequeños, mejor aerodinámica y una cura de adelgazamiento (250 kilos) que bajan un 20% el consumo y aportan una conducción más ágil y eficaz. Y ofrece todo a precios competitivos: saldrá el 22 de mayo desde 29.350 euros (descuentos no incluidos).
El primer Espace salió en 1984 y fue el pionero entre los monovolúmenes europeos. Después siguieron tres generaciones más, la última en 2002, y se han vendido en total 1,25 millones. Pero Renault ha tardado 13 años en lanzar esta quinta entrega, un retraso común a casi todas las marcas. Y es que el auge de los todoterrenos ha frenado en seco las ventas de monovolúmenes, sobre todo los grandes, complicando la rentabilidad de los nuevos modelos.
La solución para afrontar el problema ha sido adoptar un diseño de fusión inspirado en la aeronáutica con detalles de los todoterrenos, como la altura libre al suelo, que sube a 16 centímetros (cuatro más) y podría permitir salir del asfalto. Pero esa mayor distancia al piso no eleva la altura total, porque ahora tiene una carrocería más baja que optimiza la aerodinámica (Cx: 0.30). En el plano estético, destaca el frontal en cuña, la vista lateral con mucha chapa y poco cristal, y el techo, que cae por detrás y aligera la imagen pesada de estos coches.
Esta línea afilada y futurista unida al uso masivo de materiales ligeros -puertas de aluminio y aletas y portón trasero de plásticos especiales) reduce el peso y ayuda a ofrecer una conducción más ágil y manejable. Y junto a los nuevos motores, aporta un tacto de mandos suave y agradable que transmite calidad.
La gama incluye un motor 1.6 TCe (turbo) de gasolina y 200 CV (34.450 euros, 6,2 litros de consumo medio y 211 km/h). Y hay dos 1.6 dCi turbodiésel, uno de 130 CV con cambio manual (29.350, 4,4 litros y 191 km/h) y otro biturbo de 160 CV con caja automática EDC, ambas de seis marchas (35.450, 4,6 litros y 202 km/h). Los diésel no pagan impuesto de matriculación, detalle clave en sus precios. Se ofrecen tres acabados, Life, Zen e Initiale París (exclusivo), todos bien equipados de serie, y el intermedio puede añadir el paquete 4 Control (1.818 euros), muy recomendable: incluye dirección en las ruedas traseras y suspensión electrónica, que mejoran la seguridad y el confort.
Interior menos modulable
El diseño interior del Espace se inspira en la aviación e incluye detalles como el salpicadero, que recuerda el perfil de un ala, o la palanca del cambio, que evoca un joystick. Y mantiene las siete plazas individuales (2+3+2), pero no admite tantas combinaciones como antes.
Delante tiene dos butacas muy amplias y cómodas, y destaca la generosa pantalla táctil (8,7 pulgadas) para manejar los accesorios, que va integrada en una consola central flotante. La segunda fila tiene tres asientos individuales e iguales con un confort aceptable que se regulan en longitud y permiten reclinar los respaldos. Y la tercera fila (900 euros) añade dos asientos aptos solo para niños o casos de apuro con un acceso para contorsionistas.
El nuevo diseño de las dos filas posteriores es más práctico, porque permite plegar cada asiento bajo el piso por separado para ganar espacio de carga. Y así están siempre disponibles en el destino. Se pueden recoger a mano uno a uno con un tirador, pulsando un botón desde el maletero o desde la pantalla táctil. Pero este sistema limita la modularidad: ya no se pueden sacar para optimizar la capacidad de carga, que sin embargo sigue siendo sobresaliente: 247 litros con siete plazas (60 más que antes) y 785 litros con cinco (2.101 si se carga hasta el techo). Además, como el nuevo chasis no tiene la estructura del suelo tipo sandwich, ya no tiene cofres debajo del piso.
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