Cuando una persona pierde el equilibrio e intuye riesgo de caída, la reacción suele ser siempre la misma: utilizar las manos para agarrarse y evitar el golpe contra el suelo. Es decir, ganar puntos de apoyo. En los automóviles sucede algo parecido. Y es que los modelos con tracción 4×4 utilizan las cuatro ruedas para impulsarse y anclarse al asfalto, en vez de solo dos, y aportan ventajas claras en estabilidad y seguridad.
La transmisión integral ya no es un dispositivo exclusivo de los todoterrenos y está disponible en muchos turismos, que tienen tarifas más económicas, consumen menos y añaden un mejor comportamiento, con una agilidad y manejabilidad superiores. Pero también presenta inconvenientes, porque incrementa el precio respecto a un modelo similar que no la lleve, aumenta el gasto y puede no ser rentable para todos los conductores.
Las ventajas de la tracción 4×4 se aprecian siempre, tanto con buen tiempo como en condiciones adversas, aunque resulta especialmente adecuada para entornos con pisos resbaladizos: parajes de montaña, zonas húmedas y lluviosas… Pero también puede ser interesante en áreas soleadas, como los litorales costeros, que suelen tener asfaltos gastados y deslizantes.
Los automóviles con tracción 4×4 reparten la potencia entre las cuatro ruedas y transmiten mejor la fuerza del motor al suelo, lo que otorga ventajas, a grandes rasgos, en las aceleraciones y trazado de curvas. Ruedan más sujetos al asfalto y suelen tener mayor aplomo que los de tracción a un solo eje. Y facilitan al conductor el control del coche en situaciones delicadas, como las maniobras de emergencia en las que se dan volantazos para evitar una colisión. Además, permiten superar dificultades casi insalvables con un modelo de tracción delantera o trasera, como una rampa nevada o un tramo de tierra embarrado.
La oferta actual de turismos 4×4 abarca ya todo tipo de modelos, de utilitarios (a partir de unos 16.000 euros) a familiares compactos tipo Golf (desde 24.000), berlinas (32.000) y hasta monovolúmenes, como el Tata Aria, con siete plazas. En las marcas populares, el sistema implica un sobrecoste medio de unos 2.000 euros, mientras que en las de prestigio sube a 3.000 o 4.000. Los precios reflejados en el cuadro adjunto corresponden a las tarifas oficiales y no incluyen descuentos ni posibles ayudas como las del Plan PIVE. Fiat y Suzuki comercializan los turismos 4×4 más económicos, los Panda y Swift, respectivamente. Audi aporta la gama más variada, aunque seguida cada vez más de cerca por BMW y Mercedes, que están enriqueciendo su oferta. Y Subaru es la marca especialista: casi todos sus modelos la incluyen de serie.
Pero no todo son buenas noticias. La transmisión integral presenta también aspectos menos favorables. Aparte del sobrecoste, aumenta el peso (unos 90 kilos) y los rozamientos mecánicos. Y estos dos factores incrementan el consumo entre medio y un litro cada 100 kilómetros. También provoca mayor desgaste en los neumáticos y exige un mantenimiento superior y algo más caro.
Los avances de la electrónica, por su parte, han introducido una pequeña revolución en el funcionamiento de las tracciones 4×4. Al principio, los sistemas eran solo mecánicos y casi siempre tenían un reparto fijo de la potencia: 50% en cada eje. Pero ahora pueden variar al instante la distribución de fuerza para adaptarse a las particularidades dinámicas de cada situación. Así, cuando el coche se desliza de delante en una curva, mandan más potencia al eje posterior para tratar de compensar el desequilibrio y devolver el vehículo a la trayectoria correcta. Y esta evolución ayuda también a que los modelos 4×4 circulen con mayor aplomo y sean más fáciles de controlar ante los imprevistos y las situaciones de emergencia.
Tracción total eléctrica
En los automóviles con tracción 4×4, el motor va conectado a las cuatro ruedas, por lo que tienen el doble de ejes de transmisión que los modelos de transmisión delantera o trasera. Y esta característica aumenta el peso y los rozamientos mecánicos, y termina por incrementar el consumo.
Sin embargo, algunos coches híbridos proponen una vía alternativa que permite disponer de tracción 4×4 sin apenas afectar al consumo. La solución consiste en añadir un motor eléctrico en el eje trasero, que aporta la transmisión integral y evita montar más ejes de conexión entre el propulsor y las ruedas. El primer modelo con esta arquitectura fue el Lexus RX 450h, y después se han sumado también los híbridos turbodiésel de Citroën (DS5) y Peugeot (508, RXH y 3008).
La solución es válida y más limpia, pero no resulta tan eficaz como una transmisión 4×4 mecánica clásica. En primer lugar, porque el motor eléctrico es menos potente que el térmico, y también porque cuando las pilas que lo alimentan se agotan, pierde rendimiento. Pero sirve de sobra para circular con lluvia o en carreteras nevadas.
Turismos 4×4
Modelo | Precio desde (euros) |
AUDI (Quattro) | |
A3 | 30.080 |
A4 | 36.230 |
A4 Allroad | 40.060 |
A5 | 43.070 |
A6 | 52.020 |
A6 Allroad | 59.600 |
A7 | 62.090 |
A8 | 81.360 |
TT | 41.510 |
R8 | 137.030 |
BMW (xDrive) | |
Serie 1 | 31.900 |
Serie 3 | 38.100 |
Serie 5 | 53.323 |
Serie 6 | 94.100 |
Serie 7 | 87.800 |
CITROËN | |
DS5 | 35.839 |
FIAT (4×4) | |
Panda | 16.750 |
Sedici | 22.450 |
Freemont | 33.700 |
INFINITI | |
G37 | 56.180 |
JAGUAR (AWD) | |
XF | 75.400 |
XJ | 104.612 |
LEXUS | |
LS600h | 122.700 |
MERCEDES (4Matic) | |
Clase C | 45.450 |
Clase E | 56.292 |
Clase S | 91.704 |
CLS | 74.200 |
CL | 148.379 |
Clase R | 69.153 |
OPEL (4×4) | |
Insignia | 32.247 |
PEUGEOT | |
508 | 38.000 |
RXH | 42.500 |
3008 | 34.700 |
SEAT (4WD) | |
Altea Freetrack | 29.200 |
Alhambra | 39.900 |
SKODA (4×4) | |
Superb | 30.790 |
SSANGYONG (4WD) | |
Rodius | 37.760 |
SUBARU | |
Impreza | 24.090 |
XV | 20.900 |
Legacy | 33.300 |
Outback | 33.700 |
SUZUKI (4×4) | |
Swift | 16.230 |
Kizashi | 32.890 |
SX4 | 18.220 |
TATA (4×4) | |
Aria | 23.960 |
VOLKSWAGEN (4Motion) | |
Golf | 40.575 |
Passat Alltrack | 36.150 |
Phaeton | 89.510 |
Sharan | 42.560 |
VOLVO (AWD) | |
S60 | 42.638 |
V60 | 44.282 |
S80 | 50.694 |
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