La seguridad es un elemento clave a la hora de desarrollar un coche y por eso los fabricantes presumen cuando sus modelos sacan la máxima puntuación en los test de choque, ya sea el Euro NCAP o su equivalente estadounidense NTHSA. En este último, el Tesla Model X sacó una nota excelente hace algo menos de un año, pero la compañía ha mostrado un vídeo con una prueba independiente en la que demuestra que, además, su SUV está diseñado para que no vuelque.
El motivo es cuestión de pura física: los coches eléctricos cuentan con la teórica desventaja de tener que montar baterías de gran tamaño, que hacen que el modelo siempre sea más pesado que uno similar de combustión, pero eso también supone una ventaja en materia de seguridad.
Como las baterías se sitúan casi siempre en el suelo del vehículo (para minimizar la reducción de espacio), esto también implica que el centro de gravedad del coche sea realmente bajo, lo que potencia notablemente su estabilidad y dificulta mucho que vuelque.
En el vídeo mostrado por Tesla se puede observar de manera clara, ya que en varios lanzamientos laterales, realizados para que el Model X vuelque, este acaba volviendo a su posición natural tras cada impacto.
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