9 trucos de observación para ser mejor conductor

Fijarse en ciertos detalles ayuda a desempeñar mejor la tarea al volante.

Permanecer atentos a los detalles al volante puede ser de gran utilidad.

La atención y la concentración son fundamentales en la conducción. Permanecer alerta sobre cuanto rodea a un vehículo en la densidad del tráfico ayuda a anticipar y prevenir complicaciones. En este sentido, los más observadores cuentan con cierta ventaja por su capacidad de detectar situaciones que faciliten mantener el control del vehículo. Para muchos pasarán desapercibidos, sin embargo ciertos detalles son esclarecedores sobre lo que está por venir, nos adelantan lo que puede ocurrir instantes después.

Se trata de algo tan simple, pero a la vez tan importante, como depurar el clásico ejemplo de las autoescuelas: ‘Atención a un balón en la calzada, a continuación puede llegar el niño que lo persigue’. Bajo esa premisa, aquí van algunos trucos de observación que nos ayudan a ser mejores conductores, más seguros e incluso eficientes. Tampoco es necesario obsesionarse con el asunto, con sólo algo de práctica y método se pueden identificar con facilidad estos escenarios.

El semáforo en los cruces

Dejar el móvil mientras conducimos es un hábito aconsejable por muchas razones de seguridad. Y, por si fuera poco, nos permitirá permanecer más atentos a lo que pasa alrededor de nuestro coche incluso estando parados en un semáforo. De esta manera, podremos controlar el flujo circulatorio de una intersección o el ciclo del semáforo que da paso al resto de los vehículos en la misma. Con ello no necesitaremos estar pisando permanente el embrague a la espera de que nuestra luz se ponga verde, porque el cambio del otro a ámbar y rojo nos indicará el momento justo para engranar la marcha, además de asegurarnos de que la vía está libre para arrancar, sin confiar únicamente en el verde de nuestro semáforo.

El vehículo de avanzadilla

Fijarnos en todo momento en el vehículo que nos precede es indispensable para detener el nuestro en caso de necesidad. Pero observándolo incluso con más precisión nos ofrecerá valiosa información sobre lo que nos aguarda en la carretera: si el asfalto está en mal estado, si hay algún objeto en la calzada, si algo patina en ella… En definitiva, adelantarse a las condiciones de circulación evitando sorpresas innecesarias.

Luces y limpiaparabrisas

Si nos cruzamos con coches en su mayoría con las luces y los limpiaparabrisas puestos obviamente querrá decir que nos dirigimos a una zona de lluvia. Fijándonos en este pequeño detalle estaremos preparados para la conducción sobre asfalto mojado, incluso aunque en ese momento hayan cesado las precipitaciones a nuestro paso. Lo mismo, e incluso más importante, son los antinieblas encendidos o la nieve sobre el capó y el techo. Todos datos esclarecedores sobre lo que nos podemos enfrentar algo más adelante…

Lluvia

Se debe extremar la precaución ante inclemencias meteorológicas.

El conductor agresivo

No se trata de una ciencia exacta pero sí bastante fidedigna. Con algo de observación es posible identificar a los conductores más agresivos o arriesgados, lo que nos permitirá huir de su radio de acción cuanto antes. Determinados modelos de coches y, sobre todo, ciertas maniobras que se aprecian desde la distancia (tanto por delante como por detrás a través de los retrovisores) anticipan que llega a nuestra posición un piloto de carreras en potencia, con los riesgos que ello acarrea. Al localizarle, lo mejor será facilitarle el paso y alejarnos del peligro potencial que acarrea esa actitud al volante.

El coche desvencijado

Y si hay que esquivar a los conductores peligrosos, exactamente lo mismo debemos hacer con los vehículos en malas condiciones. Ya sea por su antigüedad, por su mantenimiento o si transportan algún tipo de carga, nunca debemos permanecer ajenos al resto del tráfico. Es mejor no estar cerca de un posible reventón de un neumático, una dirección averiada o un colchón que vuela al desprenderse de una baca.

Despistados y distraídos

Que nosotros estemos muy atentos mientras conducimos desde luego que no quiere decir que los demás lo hagan. Por suerte, es bastante sencillo localizar a los conductores despistados o distraídos y prever sus reacciones. Si el semáforo se abre y el coche de delante no avanza, si al circular no mantiene la trayectoria, si duda al tomar un desvío, si no utiliza los intermitentes o si circula a velocidad excesivamente lenta lo más probable es que ese automovilista no vaya concentrado en su actividad o esté más pendiente de su móvil que del tráfico. Y en ese supuesto seremos nosotros los que deberemos aportar toda la precaución de la que él carece.

Viene una moto o una bici

Al conducir, ya lo sabemos, es tan importante mirar hacia delante como hacía atrás. Controlar al resto de los vehículos es vital, incluyendo a los que pueden ser más vulnerables como las motos o las bicicletas. Si parados o en marcha observamos los retrovisores y atisbamos por su iluminación la llegada de una de ellas, resultará mucho más sencillo estar preparados para que, poco después, se encuentre en nuestra posición y nos adelante por un lateral. Otro debate es la conveniencia o legalidad de estas maniobras, pero asumiendo la realidad de que se producen nuestra responsabilidad debe ser permanecer alerta para evitar incidentes.

Retrovisor

Los retrovisores no están de adorno en el coche.

Mirar lejos para ahorrar

Conduciendo siempre hay que mirar lo más lejos posible, nos lo enseñan (o deberían) ya en la autoescuela. Tener una visión lo más genérica de la situación del tráfico ayuda a tomar decisiones de seguridad e incluso a ahorrar gasolina. Si somos capaces de anticiparnos a la luz roja de un semáforo podremos dejar de acelerar innecesariamente cuando va ser obligado detenerse a los pocos metros. No hay que poner punto muerto en la caja de cambios (un vehículo es menos controlable así) pero sí adaptar la marcha y la velocidad a la parada que vamos a realizar. Es una costumbre aconsejable que se puede aplicar igualmente a las señales de STOP o los ceda el paso, las incorporaciones, los cruces… y para poder hacerlo, lo primero es ubicarlos, así que mirada al horizonte para conseguirlo.

Cuando sopla el viento

Los conos textiles de indicación vial sobre la fuerza del viento están ubicados en los puntos en los que este fenómeno es más habitual. Sin embargo, conviene permanecer en guardia cuando sopla fuerte en cualquier lugar puesto que es un enemigo peligroso para todos los vehículos y especialmente para los de dos ruedas o los que tienen mucha superficie de carrocería, como las furgonetas. Observar algunas pistas contribuye a identificar el viento incluso antes de que una racha nos ponga en apuros, como por ejemplo objetos volando (hojas, cartones, bolsas), la inclinación de los árboles y el movimiento de las señales

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