En el avión, mal. Porque los bultos que puedes llevar son limitados y, ¿dónde metes el carrito del niño y sus docenas de juguetes? En tren, casi peor. Y, por el momento, los coches voladores siguen siendo cosa de ciencia ficción. Pero quieres visitar las islas griegas. O disfrutar de las calas de Ibiza, que están aquí al lado y no las conoces.
Habéis decidido surcar los mares pero no estáis dispuestos a renunciar a la libertad de movimientos que sólo se logra teniendo un coche, ni a la posibilidad de viajar con todo lo que necesitáis para tener unas vacaciones cómodas. Y no queréis alquilar; queréis el vuestro.
¿Solución? Contar con él como un pasajero más, y contratar un espacio en la bodega del barco para que pueda también recorrer mundo con vosotros. Esto es todo lo que hay que saber si, este verano, vais a viajar en un ferri o en un crucero con el coche.
LA DOCUMENTACIÓN BÁSICA
“En primer lugar, conviene distinguir entre la documentación que rellenaremos para la empresa de transporte marítimo y la de nuestro propio vehículo”, comienza Miguel Ángel Serrano, portavoz de Facua. Para el primer caso, recomienda una lectura sosegada y tranquila en la que no se deberá dejar escapar ningún detalle: “Será importante tener claras las características permitidas para el vehículo”, asegura. Todo con el fin de evitar sobrecargos inesperados y para garantizar que el acceso al barco será tranquilo y sin sobresaltos.
En segundo término, Serrano aconseja “contar con toda la documentación del vehículo, desde el permiso de conducir, los papeles que acrediten la titularidad y, además, la carta verde del seguro”. Este documento certifica la existencia de la cobertura de responsabilidad civil obligatoria y, si bien no es necesario para viajar por países de la UE, sí lo es para hacerlo fuera de la Unión.
EL EMBARQUE
Una vez dentro de barco, el cuidado del coche será responsabilidad de la compañía de transporte, pero, hasta ese momento, seguirá bajo la tutela del propietario. Por eso, Serrano apuesta por no despistarlo ni un minuto: “Solo así evitaremos que cualquiera introduzca objetos que no sea nuestros. Pensemos en la posibilidad de que alguien aproveche para meter sustancias prohibidas destinadas al contrabando o que, incluso, alguna persona se cuele en el vehículo para cruzar la frontera”, repasa. Por eso, su recomendación es no perder de vista el coche hasta que no esté dentro de la bodega del barco.
SI VIAJÁIS A OTRO PAÍS
Siempre deberemos hacerlo con el carnet de conducir, pero deberemos asegurarnos también de que esté homologado y sea válido en el país de destino. “En la Unión Europea no habrá problemas, pero, si viajamos a otros lugares, deberemos asegurarnos de ello y, de ser necesario, solicitar un permiso temporal en la Jefatura de Tráfico”, sugiere Serrano. Y ocurrirá lo mismo con los documentos que acrediten la titularidad del vehículo.
En cuanto a las mercancías transportadas, convendrá ser extremadamente cuidadoso: “Imaginemos que portamos botellas de alcohol en un país musulmán que prohíbe transitar con estos líquidos por la vía pública, por ejemplo. O a la inversa: que regresamos a España con una cantidad de cajetillas de tabaco que exceden el límite permitido”. En ambos casos, la exposición a una multa amenaza con aguar los días de vacaciones. Por eso, antes de cargar, consultar.
EN TRAYECTOS CORTOS
El mar también se cruza sin salir de España. Pilar Boix es portavoz de Balearia, una de las empresas de ferri que realizan viajes hacia las Baleares, a las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla y a otros puntos del norte de África y explica que, a no ser que las medidas del coche no sean las habituales, las reservas se suelen realizar por Internet: “Los precios generales tan solo varían si se viaja con un remolque, o si el vehículo es una furgoneta o autocaravana, por ejemplo”.
También es diferente, respecto a los viajes de largo recorrido, el tiempo de antelación con el que se debe realizar el embarque: “Si hablamos de trayectos cortos de no más de una hora, bastará con presentarse 30 minutos antes de iniciar el viaje, mientras que en las travesías más largas se suele exigir una hora y media de antelación”, explica Boix.
OTRAS PRECAUCIONES
Miguel Ángel Serrano, de Facua, repasa unos cuantos asuntos más: “Hay que perder el miedo a preguntar. Si algún punto del contrato no queda claro, es preferible salir de dudas antes de firmar algo que genera cierta duda”, comienza.
Además, y en caso de encontrar algún desperfecto en el vehículo tras el viaje, aconseja “no abandonar el barco sin haber reclamado, y recabar toda la información necesaria para poder probar que esa raya o ese bollo han sido provocados durante la travesía”.
Y su última recomendación, la más relevante, es la de ser prudentes: “Tanto en el transporte de mercancías, como en el cuidado del coche hasta dejarlo dentro de la bodega del barco, como en el manejo de documentos… El buen juicio será, como siempre, el mejor compañero de viaje”, concluye.
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