Espejismos en la carretera: ¿pueden los coches ver cosas que no existen?

En plena ola de calor, el asfalto puede convertirse en un escenario de ilusiones ópticas. Los espejismos, esas aparentes láminas de agua que surgen en la carretera, no solo engañan al ojo humano: también pueden alterar la percepción de las cámaras que forman parte de los sistemas avanzados de asistencia a la conducción (ADAS).

Este fenómeno se origina por la refracción de la luz al atravesar capas de aire con distintas temperaturas. Cuando el suelo está muy caliente, el aire cercano se vuelve menos denso, lo que provoca que los rayos de luz se curven al ascender. El cerebro interpreta esa luz como si viniera de una superficie reflectante, generando la ilusión de agua sobre el pavimento.

Aunque para el conductor se trata de una ilusión, para las cámaras de los vehículos es una distorsión física real. Los sensores ópticos captan esa luz curvada y la traducen en imágenes con zonas brillantes que podrían parecer charcos. ¿El riesgo? Que el sistema interprete erróneamente el entorno y active respuestas innecesarias.

Sin embargo, los ADAS están entrenados para distinguir entre un charco real y un espejismo. Gracias a algoritmos de aprendizaje automático, analizan múltiples parámetros: color, textura, simetría, brillo y forma. Por ejemplo, el agua suele presentar una superficie lisa y reflejos invertidos, mientras que el asfalto tiene una textura rugosa y patrones menos uniformes.

Además, los sistemas comparan fotogramas consecutivos para detectar cambios en la forma o posición de la zona brillante. Si el vehículo dispone de sensores adicionales, como radares o LiDAR, estos se utilizan para verificar si hay objetos físicos en la trayectoria. Aunque no pueden confirmar que haya agua, sí pueden descartar la presencia de obstáculos que requieran una maniobra evasiva.

En definitiva, los espejismos representan un desafío para la percepción artificial, pero los sistemas actuales están preparados para gestionarlos sin comprometer la seguridad. La combinación de visión computacional, inteligencia artificial y sensores complementarios permite a los vehículos modernos circular con precisión incluso cuando la carretera juega a engañar.